Los Varela, campeones de inercia

c. elías, A. bellón VALDOVIÑO

VALDOVIÑO

JOSÉ PARDO

Javier y Martín, padre e hijo, acaban de participar en el campeonato de Europa

06 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Martín Varela (Ferrol, 2002) empezó a entrarle el gusanillo de los deportes de inercia con «el típico coche hecho en casa» participando en el 2011 en la bajada de San Mamede que se celebra en el municipio donde reside, Valdoviño, en la que se alzó como primer clasificado de la prueba en la categoría infantil. Cinco años más tarde, con catorce años, ha conseguido importantes reconocimientos como el subcampeonato de España C3 en menores de 18 años; subcampeón gallego C4 y campeón gallego C3; cuarto clasificado en la copa de España C4 y campeón de la copa de España en C3. «Si te gustan los deportes de automovilismo, esto engancha», reconoce.

Pero su pasión la ha extendido a su familia. Su padre, Javier Varela, se ha hecho un hueco también en estas pruebas, y su madre, Isa Rapela, les acompaña y fotografía en las competiciones. «Yo soy aficionado por mi hijo. A base de llevarle a las carreras en vez de quedarme en la cuneta empecé a competir», explica Javier. Este año han dado un paso más participando en el campeonato europeo que se celebró el pasado fin de semana en la ciudad de Trois Ponts, en Bélgica, donde se midieron pilotos del país organizador, Francia, Alemania, Lituania, Suiza, República Checa, Italia y España. «Fuimos en nuestra propia furgoneta donde llevamos los vehículos y el material de acampada», explica el padre. Javier quedó de 20 en su categoría y Martín de 11, consiguiendo un pico de velocidad de 84 kilómetros por hora. «Pensé que iba a quedar de los últimos», reconoce el hijo. Las carreras europeas están montadas «como una olimpiada», explica Javier. «Los países desfilan con las banderas bajando por el trazado del circuito», recuerda el momento.

Después de esta grata experiencia, siguen midiéndose en el certamen de España. Javier está segundo del campeonato tras la prueba en Burgos, y Martín, cuarto. Hoy volverán a subir al vehículo en la prueba de Abadín.

«A por los mayores»

La edad de Martín hace que apenas pueda competir contra otros pilotos de su quinta, por lo que muchas veces se mide en categorías de mayor edad. En Valdoviño participará también en el campeonato de España sub 18, en el que competirá contra pilotos de 4 años más. Y ganar «a los mayores» es su objetivo para esta temporada. «Intentaré ir a por los mayores de mi categoría, como en la mía, la C, en realidad no hay muchos rivales, corro contra los mayores que ya tienen años de experiencia y coches mejores», apunta el joven.

Aunque fuera de nuestras fronteras el deporte de inercia está mucho más extendido, se trata de una modalidad que despierta ciertos recelos, como con el tema de la seguridad. «En principio todas estas carreras llamadas de ‘carrilanas’ por aquí eran carreras como fiestas patronales. El tema empezó un poco como ‘yo me monto en una cama, le pongo unas ruedas, me pongo un pijama y me tiro para abajo para hacer la gracia. Esto se fue transformando y se fue convirtiendo en una especialidad y ahora está al nivel de cualquier carrera automovilística. Se utilizan células fotoeléctricas con sensores para medir los tiempos; hay una federación aunque no esté reconocido como ‘deporte’ como tal; y prima la seguridad por encima de todo. Hay una reglamentación para los pilotos, que llevan casco, collarín, cinturones de seguridad como los coches de carreras; otra para los vehículos y otra para los organizadores de las pruebas que tienen que proteger los trazados. En contra de lo que pueda parecer es muy seguro», reitera.

¿El mayor contratiempo al que se enfrentan?. «La financiación», reconoce. En el 2015 renovaron los vehículos que pueden rondar unos 2.000 euros. A lo que habría que sumar el coste del mantenimiento o de los desplazamientos, entre otros.