«Ellos solo conocen la arena, tienen que saber que hay algo más»

M. Eireos, A.U. FERROL / LA VOZ

SAN SADURNIÑO

ANGEL MANSO

Un total de 25 familias de la comarca acogen a niños saharauis a través del programa «Vacaciones en Paz»

26 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Romero, propietario del Mesón A Granxa, en San Sadurniño, lleva colaborando con la Sociedade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps) desde hace una docena de años. Este verano, Romero tiene a su cargo a dos hermanos saharauis: Ahmed, al que lleva acogiendo seis años, y Dalu, que visita España por primera vez. «Si ahora tengo que elegir un sitio del mundo para viajar, escogería el Sáhara sin dudarlo», declara. Este hostelero realizó un viaje a los campamentos refugiados de Tinduf y, al ver la situación, fue cuando se decidió a acoger a niños. «Es como una deuda histórica que tenemos con ellos. Son gente buena, humilde y tremendamente generosa; lo poco que tienen lo dan». Romero describe su experiencia como padre de acogida como «enriquecedora para ambas partes», aunque opina que los pequeños aportan más beneficios a los progenitores que a la inversa. «Te dan más ellos a ti que tú a ellos. Haces balance al final del verano y les has comprado ropa, les has dado de comer, pero, sin duda, eres tú quien ha salido ganando».

El programa de acogida temporal Vacaciones en Paz se lleva realizando en Ferrolterra desde el año 1997 y tiene el objetivo de alejar un poco a los pequeños de las duras condiciones de vida de los campamentos de refugiados. Este año, la comarca de Ferrolterra ha recibido a 25 pequeños. Así lo confirma Maite Martínez, delegada de Sogaps en Narón.

Las familias de acogida tienen el deber de encargarse de la manutención de los niños (es decir, comida, ropa y algún capricho) durante los meses de adopción. «Los niños vienen con lo puesto, a veces incluso descalzos», señala la delegada. Toda la familia debe estar de acuerdo con la recepción del menor. Aparte de eso, las familias de acogida no necesitan ningún requisito especial para serlo, solo ganas y solidaridad. «No podemos olvidar que el niño acogido es embajador y representante de la causa de los refugiados», añade Martínez.

Esta iniciativa solidaria se orienta a distintos objetivos, como sensibilizar a la población sobre la infancia saharaui, ofrecer a los niños ayuda sanitaria y alejarlos de las altas temperaturas del desierto (que durante los meses de verano pueden llegar a superar los 50 grados ) y acercar a los pequeños a la cultura y al idioma españoles. «Ellos solo conocen la arena, tienen que saber que hay algo más», concluye la delegada.