«Los mómaros para nosotros son como el chupinazo del San Fermín»

B. Antón LA VOZ

PONTEDEUME

CÉSAR TOIMIL

Hostelero de profesión, cada año se ocupa de restaurar los gigantes eumeses

04 sep 2015 . Actualizado a las 12:40 h.

Para Xulio Tenreiro (Pontedeume, 1966), los mómaros y cabezudos que cada año dan el pistoletazo de salida a las Festas das Peras de Pontedeume son algo «entrañable» y «muy eumés». Algo así como «esa Nancy o esa Barbie especial que una niña guarda como oro en paño, porque quiere que siempre esté bien». Además de presidir la comisión que organiza los festejos -que comienzan mañana mismo, dos días antes de lo habitual-, este hostelero apasionado de Las Peras también se ocupa de restaurar y poner guapos a los dos gigantes más famosos de su pueblo, así como a la veintena de cabezudos que los acompañan en sus bailes por las calles de Pontedeume.

-¿En qué consiste su trabajo?

-Cada año, antes del inicio de las fiestas, le hago un chequeo a los mómaros y cabezudos y si hay algún desperfecto se arreglan. Hay que poner a punto el armazón, dar capas nuevas de cartón piedra donde hace falta y también pintar. Además, cada año se le cambia el color de pelo a la mómara y se le pintan las uñas, porque ella es muy moderna.

-¿Cómo se mete un hostelero a restaurar gigantes y cabezudos?

-Todo comenzó en el año 89, cuando mi amigo Juancho y yo asistimos a un curso de cartón piedra en Pontedeume. Justo al año siguiente nos metimos en la comisión de fiestas de Las Peras y fue, a partir de entonces, cuando los dos nos empezamos a encargar de restaurar y arreglar los mómaros y cabezudos. Él falleció hace ya tres años y ahora lo hago yo solo, en homenaje a él, pero también porque a mí esto me gusta muchísimo.

-¿Qué tienen de especial los mómaros de Pontedeume frente a los gigantes de otras localidades?

-Una de las cosas que los caracteriza es que los brazos no son rígidos, sino móviles, porque son de tela y están rellenos de serrín. Gracias a eso los gigantes pueden hacer molinetes con los brazos y los que los llevan guardan mejor el equilibrio. Los que salen actualmente son del año 80 y fueron adquiridos a una empresa de Zaragoza. Al llegar aquí, les desmontamos los brazos que traían, que eran tiesos, y se los cambiamos por los de serrín. Gracias a eso, en Pontedeume, el mómaro y la mómara no se limitan a desfilar, sino que protagonizan una especie de baile muy frenético. Dan vueltas, se golpea uno contra el otro... En fin, que se les mete mucha tralla y por eso es tan importante restaurarlos año tras año.

-¿Y a nivel sentimental? ¿Qué significan estos muñecos para los eumeses?

-Ni te lo puedes imaginar. Para la gente de Pontedeume, el momento más importante de Las Peras es el día 7, a las doce del mediodía, cuando los mómaros y cabezudos salen en desfile del Concello. Para nosotros, ese momento es como el chupinazo de San Fermín. La gente acude en masa para presenciar el desfile y los niños se ponen como locos al verlos. Es tal la pasión que este año hicimos camisetas con las caras de los mómaros y arrasaron. Se vendieron muchísimas, sobre todo las de talla infantil.

-Otra de las cosas que llaman la atención de los mómaros eumeses es que llevan colgados unos medallones muy originales.

-Sí, así es. Es una especie de homenaje que le hacemos a gente de la farándula que ya ha fallecido. En los medallones, el mómaro lleva la foto de una mujer, y la mómara, la de un hombre. El año pasado, por ejemplo, fueron Alfredo Landa y Sara Montiel.

-¿Y este año?

-¡No se puede decir! ¡Es sorpresa! Solo diré que ella era una persona muy famosa relacionada con el pueblo. Y él, un actor que metía miedo.

xulio tenreiro presidente de la comisión de las peras y restaurador de mómaros