En Ortegal, para chuparse los dedos

Ana F. Cuba ORTIGUEIRA, CARIÑO

ORTIGUEIRA

Las firmas Amieiro, de Cariño, y Mar de Ardora, de Ortigueira, amplían su gama de productos cara a la nueva temporada

28 ago 2016 . Actualizado a las 17:36 h.

La calidad de la materia prima y el sabor distinguen los productos de las conserveras Amieiro, de Cariño -creada en el año 2000 por Ana Docanto, socia de la fábrica de pescado artesanal La Pureza- y Mar de Ardora, de Ortigueira -abierta hace casi dos años y medio por los ferrolanos Sergio Baamonde y Alberto Sánchez de Toca-. Ambas firmas han ampliado y diversificado su catálogo, en algún caso coincidiendo con el inicio de la nueva temporada. Qué mejor para encarar con buen ánimo el otoño que degustar unas berzas rehogadas, una crema de grelos, calabaza o zanahoria al romero, de Amieiro.

Y de postre, dulce de otoño, una exquisita combinación de Boletus edulis, alga kombu de azúcar y castañas, bajo el sello de Mar de Ardora, la fábrica de algas que se ha introducido ya en el universo micológico -el Cantharellus cibarius confitado al bacon es una de sus novedades saladas-, los patés (de alga kombu y anchoas) o las mermeladas. En Amieiro tampoco dudan a la hora de experimentar, como lo demuestra su gama de mermeladas, enriquecida con arándanos o vino de mencía (combina a la perfección con queso de untar), elaboradas con azúcar de caña ecológico y sin ningún tipo de aditivos, como el resto de productos.

Los rollitos de cigala con alga guakame son otra de las propuestas novedosas de Mar de Ardora, que combinan bien en la mesa con las judías verdes o el pisto de Amieiro. Ambas empresas comparten el propósito de utilizar materia prima de la zona y de cultivo ecológico, una tarea nada sencilla dada la escasa oferta, lo que les está obligando a recurrir a productores de fuera.

Las dos fábricas de Ortegal (a las que puede sumarse La Pureza) venden en tiendas de barrio, especializadas o gourmet, en las propias instalaciones y a través de Internet. «Aquí tenéis unas conservas para chuparse los dedos», resume Lupe, bilbaína, tras su quinto agosto en la comarca.