De la huerta a los pinceles

NEDA

«Mucha», mostrando un cuadro que pintó a partir de una foto del banco de Loiba de La Voz.
«Mucha», mostrando un cuadro que pintó a partir de una foto del banco de Loiba de La Voz. césar toimil< / span>

Tras toda una vida dedicada a las labores de casa y del campo, se hace pintora

26 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Un cadro vale o que queiras pedir, pero disto non se vive». Lo dice Carmen Romero Doce, una vecina de Sedes de 75 años que, tras toda una vida dedicada a las labores de casa y del campo, hace tres años comenzó a pintar. Y lo hizo sin acudir a clases de ningún tipo y sin haber tenido contacto alguno con pintores.

Sus obras ya se pudieron contemplar en las exposiciones que realizó en San Sadurniño, O Val, Valdoviño, Freixeiro y Neda, en las que vendió cuadros y consiguió algunos encargos.

Mucha de Malde, como se la conoce y como firma sus trabajos, fue hasta hace poco una madre de familia que se encargaba de su casa, hacía algunas labores en el huerto y cuidaba de las gallinas y las ovejas.

El aburrimiento hizo que, con 72 años, se plantease que quería ser pintora y se puso a ello, sin tener la más mínima idea. Acudió a una tienda especializada y preguntó qué necesitaba para pintar un cuadro. Se decantó por la técnica de pintura acrílica -dice que el óleo no le gusta, porque es muy pegajoso- y así surgió su primera obra y la siguiente y otra más, hasta la cuarentena que tiene en la actualidad.

Entre sus cuadros predominan las marinas y los paisajes, aunque también tiene algún bodegón, pero no le gustan mucho. Su trabajo parte de fotos, láminas, postales o dibujos, que plasma en el lienzo con una maestría que ya quisieran para sí muchos de los que se venden como artistas.

La primera obra fue una estampa marinera en la que lo más le costó hacer fueron las lanchas -«sudei para facelas», dice-, pero su técnica fue mejorando y en su colección hay paisajes conocidos, como San Andrés de Teixido o el molino de Xuvia, pero también se ven otros que nunca pisó, como montañas nevadas, playas de Canarias e incluso una copia de un Van Gogh.

Mucha confiesa que siempre le gustaron los cuadros, aunque desconocía completamente el mundo de la pintura. Sus estudios se limitaron a lo básico de la mayoría de la gente de su época en la zona rural. Fue a la escuela de Os Cotos y no volvió a tener contacto con la enseñanza.

Este interés por el mundo del arte se convirtió en su hobby con 72 años y ahora disfruta practicándolo y también contemplándolo. Sin ir más lejos, esta misma semana visitó una galería de la calle Real de Ferrol, en la que pudo ver unas obras de Imeldo Corral y Bello Piñeiro, que le gustaron mucho.

Los días de lluvia son los más productivos para esta pintora tardía, porque llega a trabajar todo la jornada en el estudio que tiene montado en su habitación. Algunas obras le salen de las manos en dos días, pero para otras tiene que emplear una semana.

Su familia está encantada con la afición de Mucha, y su nuera es la que acompaña cuando monta las exposiciones. Según confiesa, ahora le gustaría mostrar sus trabajos en Cedeira, aunque le queda un poco lejos de casa. Lo que no quiere, bajo ningún concepto, es exponer en galerías comerciales, porque le gusta ver sus cuadros colgados en paredes y no en paneles, al alcance de todo el mundo.

En cuanto a la cotización de sus obras, manifiesta que «valen o que queiras pedir» y que, en su caso, las vende a precios que rondan los cien euros.

El aburrimiento propició que se pusiese a pintar sin tener la más mínima idea

«Mucha de Malde» expuso en Neda, San Sadurniño,

O Val, Valdoviño, Freixeiro y Neda