Las tres comarcas de Ferrolterra, Eume y Ortegal cerraron el pasado mes de febrero con un total de 19.130 parados, 272 menos que en enero. Un tímido repunte impulsado por los sectores de la construcción y la industria. Los llamados brotes verdes.
Sin embargo, los ciudadanos se preguntan cuándo esos brotes verdes empezarán a crecer y a tener un fornido tallo sobre el que se asiente la marcha de la economía de la comarca y del país en general. No parece que de momento eso haya ocurrido cuando cientos de personas foman una larguísima cola en el concello de As Pontes para acceder a un contrato para las obras de reparación de la central de Endesa. No parece que los brotes hayan dejado de ser brotes cuando los alumnos de un instituto de Fene tienen que pedir ayuda para encontrar la financiación suficiente para poder ir a un campeonato educativo en Tenerife. No parece que esos brotes hayan crecido algo cuando el centro de recursos de Narón tuvo que prestar ayuda a unas dos mil familias necesitadas durante el pasado año.
No lo parece, no, cuando el mercado laboral ferrolano expulsó desde el año 2011 a un total de 3.900 mujeres trabajadoras.
«¿Estamos mejor que hace un año?» le pregunta un hombre a otro sentado en la barra de un bar del centro de Ferrol. «Quizás sí», pero matiza, «lo que está claro es que nunca volveremos a estar como antes».
El otro asiente con la cabeza y toma un sorbo del café. Son los brotes eternos.