¿Sabes que el primer submarino español era de madera?

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Narciso Monturiol Estarriol diseñó el sumergible Ictíneo, que se botó en 1959

21 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hablamos de la historia de los submarinos siempre nos viene a la memoria la figura del marino cartagenero Isaac Peral, por ser quien en 1888 inventó el primer submarino militar. Pero sería injusto olvidarnos de otros ingenieros e inventores que lo precedieron. Hoy hablaremos de Narciso Monturiol Estarriol, quién diseñó el primer sumergible español.

Aunque había cursado la carrera de Derecho y se dedicaba a la política, la motivación de ver las penosas labores de recogida de corales en el Mediterráneo le llevó al diseño y construcción de una nave capaz de navegar bajo el agua. Pese a la oposición de la ilustración científica de la época, que lo consideraba un atrevimiento peligroso, consiguió que en el año 1859 se botara en Barcelona el Ictíneo. Con la presencia de oficiales y miembros del Ministerio de Marina, celebró varias pruebas exitosas en aguas del Mediterráneo.

El Ictíneo era de madera, lo que para la época podría parecer un artilugio ridículo teniendo en cuenta sus ajustadas dimensiones: 7 metros de largo y 2,5 de ancho. Estaba construido con doble casco y tenía forma de pez. El casco resistente estaba forrado de planchas de cobre de dos milímetros de espesor. La propulsión se hacía a mano por cuatro hombres, de forma semejante a una bicicleta, y lograba una profundidad de 20 metros. Para la inmersión se abrían los orificios practicados en los cuatro tanques. Contaba con un tanque de regulación, en el que iba aire comprimido a una presión doble de la profundidad de inmersión, y otros dos tanques interiores, uno lleno de agua y otro vacío.

Para subir se pasaba aire al tanque lleno de agua, con el objetivo de desalojar parte de este. Para bajar, se introducía agua en el tanque vacío. El equilibrio se conseguía con un peso, que podía ser trasladado a voluntad en el sentido proa-popa. Como medios de seguridad contaba con una serie de pesos en la parte exterior del casco, que podían ser desprendidos desde el interior del submarino y que al hacerlo le daban una flotabilidad positiva. El alumbrado interior se conseguía con velas, lo que suponía un auténtico riesgo, mientras que para el rumbo llevaba una aguja magnética. Con el fin de conservar el aire en buenas condiciones, se absorbía el ácido carbónico mediante sustancias químicas y se sustituía el oxígeno gastado por medio de unas botellas que lo llevaban comprimido.

Una réplica del Ictíneo está expuesta en el Museo Marítimo de Barcelona. Monturiol diseñó años después un segundo Ictíneo, con propulsión a vapor y con fines industriales o militares. Debido a problemas económicos, ambos submarinos fueron vendidos como chatarra. Su inventor murió en 1885 pobre y desconocido.

Ven al Museo Naval de Ferrol y te contamos más cosas. Museo Naval (abierto de martes a viernes, de 9.30 a 13.30 h; sábados, domingos y festivos, de 10.30 a 13.30 h). Más información en la web del museo http://armada.mde.es/museonavalferrol y visitas guiadas en la dirección de correo: museonavalferrol@fn.mde.es