El caos de la carga y descarga

FERROL CIUDAD

C.L.

Las zonas reservadas para los vehículos de reparto están copadas casi todo el día por las mismas furgonetas, obligando a otros profesionales a estacionar libremente

20 jul 2017 . Actualizado a las 00:02 h.

Tener una furgoneta o un turismo rotulado a nombre de una empresa o negocio se traduce en la práctica en Ferrol en una patente de corso para aparcar indefinidamente en zona de carga y descarga dentro del horario establecido para ese tipo de maniobras. De hecho, según confirma la Policía Local, la mayoría de las infracciones que denuncian los agentes en la ciudad lo son por ocupar esos espacios más allá de los veinte minutos establecidos para coger o dejar bultos, tanto por furgonetas o vehículos de empresa como por coches particulares.

A pesar de eso, la mayoría de las zonas amarillas de carga y descarga del centro de Ferrol están casi siempre copadas por los mismos vehículos durante todo el día. Son habituales las furgonetas de fontaneros, albañiles y electricistas que están trabajando en alguna casa, pero también las de tiendas y negocios.

Esta situación provoca que los repartidores de mercancías que trabajan por las mañanas -en el horario de tarde las plazas siguen ocupadas, pero ya hay menos reparto- se las tengan que ver con la búsqueda de un sitio en el que aparcar un momento para hacer sus gestiones. Y lo suelen hacer en lugares que, en ocasiones, dificultan el tráfico rodado, aunque sea temporalmente.

José Luis Blanco conduce una furgoneta de Correos Express. Ayer por la mañana tuvo que dejar su vehículo un momento en la zona de taxis de la calle de la Tierra, porque la de carga y descarga situada en esa vía al lado del consistorio estaba ocupada por furgonetas, y acto seguido lo hizo en la calle Real, a la altura de Rubalcava, porque las dos reservas más próximas también estaban completas. Trabaja desde hace 17 años en tareas de reparto y asegura que las plazas de carga y descarga están «fatal». Desde su punto de vista, nunca hubo mucho respeto por cumplir la normativa, pero desde hace un año la situación ha empeorado. En esta línea, explica que ya no solo son los vehículos de empresa, sino que los turismos llegan y aparcan sin más, «y después la Policía nos multa a nosotros por parar unos minutos en donde podemos». Añade que la situación todavía podría ir a peor si el gobierno municipal lleva a cabo su propuesta de peatonalizar todo el centro de la ciudad.

Los repartidores de bebidas y refrescos también se enfrentan al mismo problema, si bien en su caso no pueden estacionar en cualquier esquina, porque para su trabajo utilizan camiones de mayor tamaño que las furgonetas. De ahí que en ocasiones tengan que realizar considerables desplazamientos con los carritos con los que mueven la mercancía para llegar al lugar de destino.

La ocupación indebida de las reservas de carga y descarga también provoca que los camiones que suministran a los supermercados tengan que estacionar en doble fila. Ocurre con relativa frecuencia en la zona de San Amaro.

El jefe de la Policía Local, Carlos Pico, manifiesta que la situación no es tan grave como la pintan los repartidores, «porque les gusta parar lo más cerca posible del destino», e insiste en que la mayoría de las multas corresponden a aparcamientos indebidos en carga y descarga y sobre las aceras. No obstante, reconoce que en esta época «bajan los controles, por falta de efectivos».

C.L.

«Si llamas a la policía tardas más de lo que vas a hacer»

Laura Morgada reparte paquetería

C.López

Laura Morgade trabaja en el reparto de paquetería en la empresa Tourline Express. Ayer tuvo que estacionar en la calle Real, a la altura de Tierra, «porque siempre hay coches en la zona de carga y descarga, por lo que tenemos que buscar un sitio donde no moleste mucho». Lleva diez años como repartidora y asegura que avisar a la Policía Local no resulta efectivo, «porque tardas más en llamar a alguien que en lo que vas a hacer», puntualiza.

C.L.

«Las reservas deberían durar toda la mañana, como en otros municipios»

Juan Sardiña trabaja en mensajería urgente

C. López

La zona próxima al monumento de la plaza del Callao fue el punto de parada ayer de Juan Sardiña, empleado de mensajería urgente. «Si viniera ahora la Policía me multaría, cuando la carga y descarga está ocupada por coches y furgonetas», señala, y añade que los agentes tienen poca consideración hacia ellos. Sostiene que las reservas deberían durar todo el día, como en otros municipios.