«Sentí un pinchazo, vi dos agujeros negros y al poco rato ya tenía la pierna fatal»

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David Medín estuvo el sábado y el domingo ingresado después de que una vívora le mordiese en Santa Comba

25 jun 2017 . Actualizado a las 00:14 h.

David Medín Fernández tiene 18 años y el sábado paseaba por un camino (ya trazado, no entre las dunas) de Santa Comba, cuando sintió un pequeño pinchazo: «Como si me hubiese clavado un tojo, nada importante, pero cuando me senté en la toalla ya tenía dos agujeros negros en el pie y, en nada, la pierna fatal», cuenta. Eran las seis y media cuando una víbora le clavó sus colmillos, pero no se sintió tan mal como para llamar a la ambulancia hasta una hora después. «Cuando llegué al Marcide me ingresaron en Urgencias y estuvieron probando con antibióticos y calmantes para el dolor, me dijeron que tenían que esperar a las pruebas para saber si era esta especie», explica un joven que ayer aún no podía moverse. «Me pusieron el antídoto y me dieron el alta a las 12 de la noche del domingo, algo que no pudimos entender», critica.

Desde el área sanitaria explican que este es el protocolo que se sigue en estos casos: primero se mantiene en observación al paciente para evaluar la gravedad de la lesión y para determinar el antídoto, de forma que se puedan minimizar los posibles efectos secundarios. 

Dolor, hinchazón y un día entero de incertidumbre

Desde el sábado, cuando le picó la víbora, David Medín Fernández, sufre dolor y las molestias de tener la pierna muy hinchada, aunque tanto él como su novia, Paula Salutregui, reconocen que pasaron casi 30 horas de angustia mientras en el servicio de Urgencias del CHUF no les confirmaban el diagnóstico y les ponían la medicación.