«Beethoven, Newton o Dante eran epilépticos y geniales»

Bea Abelairas
Bea Abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

El CHUF tiene una consulta monográfica que consigue que el 70 % de los pacientes no sufran crisis

29 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Javier Abella Corral (Ponferrada, 1975) llegó en el 2005 al Complejo Universitario Hospitalario de Ferrol (CHUF). Está encantado con la ciudad y con un hospital en el que han creado una consulta monográfica para los 3.000 epilépticos del área sanitaria. Esta dolencia celebra este mes su día internacional y sigue acumulando una larga lista de falsos mitos. «Es famosa, pero desconocida», alerta este neurólogo.

-¿Qué es la epilepsia?

-Es una enfermedad crónica del cerebro que se caracteriza por la predisposición a generar crisis epilépticas y este trastorno origina unas consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y hasta sociales. Todas estas características también forman parte de la dolencia, porque los pacientes con epilepsia están muy marginados, hasta generan miedo a los menos informados de la sociedad, algo que no les ayuda.

-Mucha gente cree que son pacientes de psiquiatría...

-Hasta no hace tantos años en ciertos lugares avanzados, ya no digamos en países poco desarrollados, no se les consideraba aptos para votar, por ejemplo. Se les creía poseídos por el demonio o malditos. Las cosas han ido cambiando, pero todavía hay gente que pregunta si es algo contagioso y tienen cierto reparo a la hora de socializarse con ellos.

-¿Qué otra pregunta es clásica para esta enfermedad?

-Si es hereditaria. Y no lo es, pero es algo que siempre quieren saber los padres o los que quieren serlo o qué hacer ante una crisis: pues mantener la calma y llamar a la ambulancia si dura más de cinco minutos.

-¿Qué pasa en el cerebro de una persona epiléptica?

-Hay una alteración de las neuronas, ya que están demasiado irritadas y se hiperexcitan. Cuando pasan un umbral desencadenan el ataque, dependiendo de la zona afectada estos ataques pueden ser parciales o que afecten a los dos lados del cerebro.

-¿Es cierto que los epilépticos tienen aura antes de cada ataque?

-No todos. El aura es el trastorno que tienen los pacientes con epilepsia temporal mesial antes de cada ataque. Con las migrañas también sucede y se denomina el aura migrañosa: lo que suele pasar es que la persona empieza a notar sensaciones de malestar gástrico que va ascendiendo por el organismo. También hay auras auditivas, en las que se distorsiona su propia voz y lo que escuchan, y auras olfativas. El paciente percibe estos síntomas y sabe que está ante una nueva crisis.

-¿La frecuencia de los ataques se puede controlar?

-Hasta los años 90 había solo cinco fármacos, pero hoy en día tenemos más de 20 medicamentos para detener las crisis. Por eso entre el 65 y el 70 % de los pacientes no tienen ataques, a algunos incluso les podemos retirar la medicación y quedan curados entre comillas, porque la epilepsia es una enfermedad crónica. El 30 % restante son farmacorresistentes y con ellos se aplican otras opciones, de las que la principal es la cirugía, aunque tiene sus riesgos, porque radica en extirpar una parte del cerebro, con lo que ello conlleva: pueden aparecer trastornos de memoria, visuales, de lenguaje...

-¿Esta enfermedad incapacita para alguna profesión o labor?

-Depende de los tipos de ataques y la frecuencia. Si los hay, claro que suponen una serie de limitaciones: a un epiléptico no le van a dar un permiso de armas nunca, así que no puede ser policía; para tener el carné de conducir deben estar un año sin crisis, tampoco pueden trabajar en andamios... No es recomendable que naden solos, pueden hacerlo, pero vigilados. Una serie de limitaciones genera, pero pueden y deben hacer vida normal. Y en los niños hay muchas epilepsias que son benignas y evolucionan bien.

-No se deben preocupar ante el diagnóstico...

-¡Claro que no! Hay remedio y no todos los ataques son convulsiones fuertes, alguno simplemente es que se quedan como ausentes. Además, la historia da fe de un montón de epilépticos ilustres: Lewis Carroll, Lord Byron, Newton, Beethoven, Agatha Christie o Dante lo fueron y eran geniales.