Tres procesos de reconversión desde que se inició el siglo

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL

FERROL CIUDAD

Las factorías públicas pasan tradicionalmente de épocas de bum de contratos a otras de desplome de actividad

29 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los astilleros públicos españoles han navegado tradicionalmente en períodos de aguas mansas combinados con otros de maremoto. Los llamados picos de sierra en los que el pleno empleo y el bum de contratos dio paso a otros de caída en picado de la actividad. Desde los ochenta, las factorías públicas han registrado diversos procesos de ajuste que han adelgazado las plantillas y los centros públicos del sector. Desde que se inició el siglo, los astilleros públicos han pasado ya por dos procesos de reconversión y están a punto de iniciar el tercer ajuste. 

Así, en el año 2000 se llevó a cabo la fusión de las factorías civiles (Astilleros Españoles) con los militares (Empresa Nacional Bazán), que fueron agrupados en la nueva Izar. Pero la experiencia solo duró cuatro años, ya que la exigencia de devolución, por parte de la Unión Europea, de 1.600 millones de euros en ayudas que había cobrado ilegalmente, precipitó un nuevo ajuste, que se consumó a principios del 2005 con la creación de Navantia.

Los primeros años de trayectoria de la nueva empresa pública estuvieron marcados por la plena ocupación en la mayoría de los astilleros, pero en el 2012 comenzó el desplome, dando paso a un bienio negro sin contratos y miles de despidos en las compañías auxiliares. Navantia cuenta actualmente con pedidos -algunos de relevancia como el de construcción de dos buques para la Marina de Australia o la fabricación de 42 jackets para Iberdrola, ambos en la ría- pero aún no son suficientes y tiene otros problemas que la abocan al ajuste.