«Es imposible no tener algún fallo, pero confío en que no se repita»

Antón Bruquetas FERROL

FERROL CIUDAD

ANGEL MANSO

«Me dolió cuando el árbitro pitó el final del partido, porque me di cuenta de que había costado puntos», dice

21 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A Ian Mackay (A Coruña, 1986) le tocó vivir el pasado fin de semana en Valladolid uno de esos tragos difíciles de digerir para cualquier portero -en realidad, para cualquier futbolista-: el que provoca comprobar que una equivocación propia le cuesta puntos a todo el equipo. «No hay excusa alguna. Tomé una mala decisión y en el partido luché al máximo para reponerme, para olvidarme del error y que no me perjudicase en otras acciones. Y creo que esa parte la logré», comenta.

-Ahora que ya le ha dado tiempo a reposar las emociones, ¿cómo recuerda la jugada?

-El balón viene despejado de José Cruz, se queda arriba con una rosca rara y empieza a caer. Cuando voy a por él, el delantero del Valladolid B me agarra ligeramente el brazo, lo suficiente para desequilibrarme. Y tomo una mala decisión, porque intento agarrarla cuando, en esas circunstancias, debería haber metido el puño. No hay excusa.

-¿Un fallo de concentración?

-No. Estoy convencido de que entré concentrado al partido. De hecho, en la primera oportunidad que tienen ellos poco después de empezar el encuentro, hago una buena intervención. Es un error puntual en la toma de decisión y no hay que darle más vueltas.

-¿Quizás se le da más vueltas porque es inusual en usted?

-Y confío en que no se vuelva a repetir. Llevo cerca de ochenta partidos con el Racing y nunca había tenido un fallo tan notorio. Pero, como todos los futbolistas, los porteros tenemos fallos, es imposible no tenerlos ¡Fallan hasta los de Primera División!

-Pero los errores de los porteros resaltan más que los de ningún otro jugador... la canción supongo que le suena...

-Sí, sí, claro [sonríe]. Cuando un mediocentro comete una pifia, pues aún hay alguien más atrás para salvarlo. Pero el portero no tiene a nadie más. Eso lo sabemos todos los que nos ponemos debajo de los palos cada fin de semana. Aprendemos a vivir cada jornada sin una red que nos proteja.

-¿Le dijo algo a sus compañeros en el descanso?

-Fue todo lo contrario. Fueron ellos los que vinieron a darme ánimos. A mí realmente me dolió cuando el árbitro pitó el final y me di cuenta de que aquel error había costado puntos.

«Con los años aprendes a superar estos momentos»

Para Mackay verse obligado a levantarse no es una novedad. De hecho acaba de regresar después de una grave lesión que lo mantuvo seis meses alejado de los terrenos de juego. Trabajó con ahínco cada día para tocar la hierba lo antes posible. Quienes comparten vestuario con él destacan su profesionalidad y la autoexigencia que se impone.

-¿Le ha costado hacer borrón y cuenta nueva?

-Durante el partido, el primer minuto solo estaba pensando en la cantada que había hecho. Pero a partir de ahí me volqué en dejarlo atrás y centrarme en lo que teníamos por delante. Con los años aprendes a superar estos momentos difíciles.

-Al margen del error, al equipo no le salió nada.

-Veníamos de una semana de tensión, en la que nos jugábamos mucho con los dos partidos de casa. Si perdíamos ante el Lealtad nos podíamos meter en problemas y al final resolvimos los dos de forma favorable. Tal vez ese cansancio acumulado nos pudo pesar en la segunda parte. Pero, como decía antes, no hay que poner excusas.

-¿Cuál es el diagnóstico que hace de este Racing?

-En las últimas jornadas estamos compitiendo bien. Hicimos un gran partido ante el Palencia. La gente le restó méritos porque estuvimos bastante tiempo contra diez jugadores, pero esta semana, cuando le ganó a la Ponferradina, se demostró que no era un rival sencillo. Ante el Valladolid B no nos salió cómo nos gustaría, pero ahora ya no le podemos hacer nada, hay que poner todas las energías en el siguiente partido y asegurar la permanencia cuanto antes.

-Les viene otro filial.

-Sabemos que estos equipos tienen dos caras y debemos estar muy intensos desde el primer minuto por si les sale el día dulce.