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«Vine a Ferrol por amor y aquí encontré una oportunidad para emprender»

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

La colombiana Nubia Bedel segura que no es positiva,«sino lo siguiente», y con ese espíritu ha conseguido adaptarse a una ciudad donde ya ha construido una familia y un próspero negocio propio

25 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque son casos contados, Nubia Badel se ha topado con ferrolanos que la miran con recelo. Con ese tipo de personas que observan con ojos altivos al que viene de fuera y solo ven a los extranjeros como usurpadores de puestos de trabajo. Pero ella ya se ha encargado de romper el cliché. Llegó a la ciudad hace una década, dejando atrás toda una vida en Cartagena de Indias, y tras trabajar como comercial para varias firmas de seguros, hace tres años se arriesgó a poner en marcha su propio negocio: la panadería Tartiñas de la calle de A Coruña. «Este establecimiento nos da de comer a mí y a mi familia, pero también a gente de acá. Desde hace algún un tiempo contamos con una dependienta y en breve vamos a contratar a un panadero para poner en marcha nuestro propio obrador», dice ilusionada esta colombiana licenciada en Administración y Dirección de Empresas.

Nubia aterrizó en Ferrol en el año 2007 arrastrada por su marido, Jorge Cure -un colombiano de Barranquilla-, y también por su hermana Inés, que ya llevaban varios años viviendo en España. Reconoce que al principio las cosas no fueron fáciles. Para reunirse con su familia tuvo que dejar a sus padres y renunciar a su trabajo en Cartagena de Indias, donde era la «mano derecha» del director comercial del Servicio Nacional de Empleo Estatal. «Venía de una ciudad muy dinámica y de repente me vi aquí sin trabajo, teniéndome que adaptar a un lugar diferente, a una cultura diferente, a un acento diferente... Todo eso cuesta, pero como yo soy muy positiva, con el tiempo logré adaptarme y hoy por hoy soy feliz aquí», comenta sonriente.

Tras llegar a Ferrol, Nubia consiguió espantar la morriña a golpe de esfuerzo y tesón y el nacimiento de su hija Fátima en el año 2009 le ayudó a reforzar las raíces que ya tenía aquí. «Ella se siente ferrolana por los cuatro costados y yo también considero ya esta ciudad como mi casa. Mi raíz es mi raíz y yo sigo pensando en Colombia, pero ahora ya no me planteo regresar y morirme allí, como anhelan otros compatriotas», explica Nubia.

De Ferrol le gustan sus playas, el paisaje urbano -con unas calles estrechas y empedradas que le recuerdan mucho a las de Cartagena de Indias, donde también hay un Castillo de San Felipe-, la comida y hasta el clima. «A la gente le sorprende, pero me encanta la lluvia. Tal vez se deba a que vengo de un lugar de mucho sol y durante más de treinta años no pude disfrutar de ella... ¡Para mí la lluvia es una bendición y gracias a ella tenemos este verde tan maravilloso de Galicia!», comenta esta emprendora que también ayuda a otras mujeres inmigrantes como presidenta de la asociación Mundo Unido.

El entusiasmo de Nubia resulta contagioso y en sus ojos se refleja al hablar de sus planes de futuro. Su reto más inmediato pasa por poner en marcha su propio obrador de pan: «En Tartiñas seguiremos despachando los panes de otros hornos, pero queremos ampliar esa oferta con panes artesanales hechos por nosotros mismos con ingredientes especiales como semillas de lino o harina de espelta».

Su ambición apunta alto y por eso Nubia no solo sueña con seguir al mando de su despacho de la calle de A Coruña, sino también con ampliar el negocio para convertirlo en una cadena de «diez o doce Tartiñas repartidas por toda Galicia». Ganas, desde luego, no le faltan. «Vine a Ferrol por amor y al final esta ciudad me ha dado una familia y una oportunidad para emprender».

EN CORTO

Familia. Nubia llegó a Ferrol hace diez años. Está casada con otro colombiano y tiene una hija.

Trabajo. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas, trabajó para varias compañías de seguros y hace ya tres años abrió la panadería-pastelería Tartiñas.