Las estadísticas que acaba de publicar Renfe para hacer balance de su Plan Galicia, es decir, aquellas rutas que enlazan la comunidad con Madrid, indican que Ferrol es la única de las siete grandes en las que se registró durante el pasado año un descenso en el número de pasajeros. ¿A alguien le sorprende? Puede ser que en otras urbes sí, pero en este municipio, en el que el trazado de enlace con la ciudad herculina tiene más de un siglo y no ha sido variado desde su creación, por supuesto que no. Es más, habría que darle un premio a esos aguerridos viajeros que aún desafían las trece horas que tienen que recorrer sobre los raíles si se deciden a coger el tren nocturno hacia la capital. Más del doble del tiempo que se emplea en coche, y del que consumen los convoyes que circulan entre A Coruña y Madrid, por ejemplo, y doce horas más que lo que llevaría en avión.
La caída de viajeros también tiene que ver con que la modificación de los horarios de los servicios con la capital sean poco atractivos y además resulten poco eficaces para las personas que tengan que desplazarse a Madrid para hacer negocios. Y, sobre todo, porque las administraciones siguen mirando para otro lado en el embudo de la línea entre Ferrol y A Coruña, esa misma que se tarda en recorrer en tren una hora y media. Sigue sin haber compromiso de mejora de este tendido, reclamado insistentemente estos últimos años por grupos políticos, organizaciones sociales y ciudadanas. Recientemente, la Xunta anunció que reclamaría a Fomento la mejora de diversas líneas, en las que no ha hablado de la ferrolana. Así, la ciudad seguirá bajando del tren.