Desarrollo municipal

Manuel Couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL CIUDAD

22 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los municipios están perfilados en la Constitución como el mejor espacio para desarrollar los principios del Estado de Bienestar, los problemas, las necesidades tradicionales y las que van apareciendo agrandaron la exclusión social, con unas prestaciones mal repartidas y que las administraciones, en sus respectivas competencias, no están por corregir, escuchando los movimientos sociales y los sindicatos.

Los ciudadanos apenas participamos en la vida pública para defender la salud, la educación o la economía, que son necesidades primarias en un país en que sus gobernantes hablan frecuentemente del bienestar de la gente. En mi opinión el nivel más adecuado para atender los problemas básicos es el municipio, respetando las diversas características de cada uno. El proceso de vertebración de este país está adaptado formalmente con la sociedad, pero esta se está transformando muy rápidamente y, por lo tanto, es cada vez más importante la participación de los ciudadanos en las decisiones de los ayuntamientos, en las comunidades autónomas y en el Gobierno central.

La municipalización del bienestar implica, además de la mejora de las ciudades, la calidad de vida de sus gentes a través de la democracia participativa para convertir derechos sociales en derechos políticos y en ello los municipios son instituciones fundamentales, a donde los ciudadanos acuden en primera instancia a resolver los problemas. Actualmente son bastantes las corporaciones locales que han puesto en marcha los presupuestos participativos, y entre ellos está la de Ferrol, por iniciativa del exalcalde Vicente Irisarri, que se trasladaba a las asociaciones vecinales a conocer sus necesidades. Sin lugar a dudas es este un modelo de gestión, implica a los ciudadanos organizados a participar en las mejoras de su barrio, en la decisión última sobre en qué, cómo y dónde se invierten los dineros que aportamos todos a las arcas municipales.

Y esto que en su día caminaba a ser un principio irrenunciable, que daba a la gente la responsabilidad de mejorar su entorno y ponía coto a ciertas desigualdades se fue perdiendo con gobiernos posteriores, que ahora prefieren no perder la virginidad y ni tan siquiera buscan acuerdos equilibrados para la gobernabilidad. Es más cómodo que siga la olla hirviendo que quitarle leña al fuego o que trabajar por Ferrol con las mangas de la camisa remangadas. Que es lo que los ferrolanos esperamos ansiosamente de nuestros representantes.