Un Sánchez Aguilera que da miedo

Andrés Vellón Graña
ANDRÉS VELLÓN LA GÁRGOLA

FERROL CIUDAD

11 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Acercarse al Sánchez Aguilera da miedo. De día y de noche. El viejo cuartel se antoja la localización perfecta para el rodaje de algún que otro Apocalipsis. Pero ni ese rendimiento se le saca. Parece que algunos pretenden que, también en este caso, el recinto se sume a la tradición de caerse a pedazos. De hecho, ya está sucediendo. Y lo que no se desplome habrá que ir tirándolo con los dineros de la hucha pública -esos fondos que son de todos- para evitar que a alguien le caiga un cascote en la cabeza mientras se da una vuelta por la avenida do Rei. Y así están las cosas. Y así seguirán. Porque el último convenio que se llegó a acordar con Defensa (como sucedió con los anteriores) no le vale al gobierno en franca minoría de Jorge Suárez. Y no le vale. Y ya está. Y ahora a esperar a ver si el regidor mantiene una entrevista con Cospedal, prende la simpatía y se pasan a atar los perros con longanizas.

Esa, la de rechazar lo que hay y dar patadas hacia delante para cumplir promesas electorales en vez de actuar, es una forma de ver las cosas. Otra, también legítima, es reconocer que hay un acuerdo ya plasmado entre las partes. Asumirlo y transformar necesidad en virtud. O, dicho de otro modo, hacer algo más que rebachear y rebachear esa trinchera denominada, de forma eufemística, aparcamiento disuasorio. Salvo que disuada por el susto de verlo. La parcela del Sánchez Aguilera marcará, pronto o tarde -más bien lo segundo-, un nuevo eje urbanístico en Ferrol. Un nuevo polo social. ¿Pero se está trabajando en su desarrollo? Es sencillo de responder. Échenle un vistazo. Y juzguen.