El «Patiño» acerca España a Canadá

Álvaro Alonso Filgueira
ÁLVARO ALONSO FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

JOSÉ PARDO

El buque dejó una huella positiva durante su nuevo paso por el país americano

19 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos meses de colaboración le han bastado al Patiño para volver a dejar una gran huella en Canadá. El buque ya había operado en aguas norteamericanas entre febrero y marzo de este mismo curso, una etapa igual de positiva que la que comenzó el 31 de agosto y finalizó ayer, cuando el navío amarró los cabos al muelle número cinco del Arsenal, con una bandera española y otra canadiense. «Si alguien sabe de Canadá en la Armada española, ese es el Patiño», apostilló el capitán Ernesto Zarco Gil, que al llegar calificó de «enriquecedora en todos los sentidos» la experiencia en el Atlántico noroccidental, entre el citado país y Estados Unidos.

El buque estrechó lazos a diario con la Royal Canadian Navy (Marina Real Canadiense), que acostumbra a trabajar, sobre todo, con las armadas estadounidense y británica. De esta forma, España, que forma parte de la OTAN al igual que esas dos naciones, ha podido mostrar todas sus capacidades navales. De hecho, el comandante canadiense de las Fuerzas Marítimas del Atlántico, el contralmirante John Newton, despidió al barco en el puerto de Halifax aguardando que a partir de ahora exista mayor cercanía entre ambas marinas. Además, según desveló Zarco Gil, mostró interés en participar en los ejercicios españoles e incluso en integrar alguno de sus barcos en los task groups.

Dotación a bordo

Uno de los puntos más importantes de la misión que llevó a cabo el Patiño fue el adiestramiento a una dotación de veintidós militares canadienses que estuvieron a bordo durante los ejercicios. «Cuando se despidieron, nos dijeron si cabía la posibilidad de enrolarse en la Armada española», recordó ayer Zarco Gil. Un detalle, el de una relación cercana a la amistad, que refuerza la Marina del país norteamericano a través de su página web: «Su hospitalidad y profesionalismo fue insuperable», comentan sobre los marinos con base en Ferrol, a los que agradecen, además, la «oportunidad» de aprender a su lado. «Los recibimos, como siempre, con los brazos abiertos, como si el buque fuera su casa, y ellos se sintieron como tal», agregó el capitán.

La dotación canadiense acompañó a la española durante las maniobras multinacionales Cutlass Fury y Spartan Warrior. La posible barrera idiomática entre las dos agrupaciones parecía infranqueable, según apuntó Zarco Gil, pero finalmente no fue así, pues hablan todos «el mismo idioma: el del respeto mutuo, la profesionalidad y las cosas bien hechas». Además, los norteamericanos recibieron lecciones de español básico, al tiempo que tomaban «apuntes» sobre defensa submarina, navegación en formación, operaciones aéreas y operaciones de embarque.

Mientras, en tierra, los marinos canadienses desempeñaron el papel de guías turísticos y de asesores culturales. Enseñaron a sus homólogos españoles los mejores rincones de los puertos emblemáticos de la costa este. «Tuvimos la gran suerte de tocar muchos muelles más allá del Atlántico», destacó el capitán. St. John’s y Halifax, este último en varias ocasiones, fueron sus paradas emblemáticas en Canadá. En Estados Unidos pudieron hacer escala en Norfolk (Virginia), donde celebraron la Fiesta Nacional, y en Mayport (Florida).

Ningún problema

Por lo tanto, canadienses y españoles se unieron tanto en el mar como tierra, una sociabilización que colaboró, al igual que las operaciones, en el refuerzo de la relación. «Hemos demostrado que no existe ningún problema de interoperabilidad entre nosotros», agregó el capitán, a raíz de que la Marina canadiense tenía «un poco olvidada» a la española, al encontrarse «muy lejos». Además, subrayó que la plataforma «se portó fenomenal» desde que partió hasta que regresó, tiempo en el que se mantuvo exactamente igual. «La dotación, también espectacular. Estamos listos para la próxima», concluyó.