«Casi el 60 % de los que sufren daño cerebral se van a casa con secuelas»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Capotillo

Lucía Mendoza, coordinadora de la Federación Galega de Dano Cerebral, ve necesario que Pontevedra cuente con una asociación de familiares para disponer de más recursos públicos

27 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Informar sobre el daño cerebral adquirido y sensibilizar para su prevención en una de las dos únicas ciudades de Galicia que todavía no cuentan con una asociación de familiares. Fue lo que hizo ayer en el Hospital Provincial de Pontevedra Lucía Mendoza (Santiago, 1982), coordinadora de la Federación Galega de Dano Cerebral (Fegadace).

-Pontevedra es, junto a Ferrol, la única ciudad gallega donde no existe una asociación. ¿Por qué?

-No contar con esa asociación de familiares supone no disponer de esos recursos de rehabilitación. El primer paso es dar a conocer el daño cerebral adquirido y posicionarlo como una de las discapacidades más importantes que hay ahora mismo en Galicia. Es curioso pero es una discapacidad que gran parte de la sociedad desconoce, salvo casos de personas a las que les haya tocado muy de cerca. Pero la incidencia y la prevalencia de esta lesión es altísima, hablamos de unas 35.000 personas en la comunidad gallega con daño cerebral adquirido y unos recursos públicos bajísimos.

-¿Qué contó en la mesa informativa instalada en el Provincial?

-Sobre todo qué es el daño cerebral adquirido y sus causas. Casi en el 80 % de los casos se debe a un ictus. En este sentido, incidimos en los síntomas de alarma y en la importancia de acudir al hospital a tiempo. También se debe a tumores cerebrales, traumatismos craneoencefálicos o anoxias. Con la lectura simultánea del manifiesto quisimos incidir en que cada año reciben el alta en hospitales más de 180.000 personas en España que ingresaron por alguno de estos motivos. De ellas, casi un 60 % se van a casa con algún tipo de secuelas.

-¿Qué papel juegan las asociaciones de familiares?

-No manejo las cifras de personas afectadas en Pontevedra. Es complicado porque lo único que podemos encontrar es el número de altas. Que no se cree una asociación de familiares se puede deber a múltiples motivos. En el caso de Pontevedra, no sé si se debe a la proximidad de la asociación Alento, de Vigo. Entendemos que una asociación para toda la provincia es poco y que hacen falta muchos más recursos. No debemos olvidar que las asociaciones de familiares son, a su vez, agentes reivindicadores de esa dotación de recursos porque si no existe la demanda no va a existir la oferta. La oferta pública es un poco la respuesta a esa demanda de base social.

-¿Qué servicios ofrecen las asociaciones allí donde las hay?

-La asociación lo que ofrece fundamentalmente es información y asesoramiento. Ese momento de apoyo en el que un familiar recibe el alta hospitalaria y se va para casa y no sabe a dónde acudir. No saben los recursos de rehabilitación ni las perspectivas. Al ser una discapacidad adquirida irrumpe en un momento de tu vida y descoyunta la vida familiar. No sabemos, por ejemplo, si esa persona va a volver a trabajar o si va a poder seguir llevando su casa y una vida con cierta autonomía personal. La asociación está ahí en esos primeros momentos. La atención psicológica a la familia y el asesoramiento es fundamental.

-¿El acceso a la rehabilitación debe estar garantizado?

-Sin duda. Lo que ofrecen las asociaciones es un itinerario personalizado en todas las áreas: fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia... Como toda entidad privada el acceso a los servicios tiene un coste, a excepción de la información que es gratuita. Las asociaciones son las que están demandando esos servicios públicos y captando esas subvenciones precisamente para que el precio no recaiga sobre la propia persona, o que si lo hace sea lo menos posible. En plazas públicas existe un sistema de copago.