«La Gran Vía está llena de grandísimos actores que trabajan como camareros»

FERROL CIUDAD

benito ordoñez

Afincado en Madrid, el cineasta ferrolano Darío Autrán prepara el estreno de su tercera película

01 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque se considera un «ciudadano del mundo», Darío Autrán (Pontevedra, 1987) se siente arraigado a Ferrol, porque fue aquí donde se crio y cursó Bachillerato, «algo que te marca para toda la vida». Y también porque es aquí a donde siempre regresa cuando quiere reencontrarse con sus raíces en la casa familiar de Valdoviño, con sus queridos perros y con el mar. Siempre el mar. Por eso no resulta extraño que los colores de esta tierra estén presentes en el paisaje de fondo de buena parte de sus películas. Con solo 29 años, ha rodado ya dos -Orxo y Tilda & Jean (nominada como Mejor Película en los Mestre Mateo, entre otros muchos reconocimientos)-, pero en su filmografía también cuenta con dos cortometrajes (Nidos de luz y Efectos de mayo) y una webserie (Artemia). Y, por si eso fuera poco, Autrán también escribe guiones y es actor. En Madrid, donde vive desde hace ya dos años -sin haberse podido librar aún de la morriña-, rueda ahora la que será su tercera película.

-Quienes conocen bien su obra califican su cine de desasosegante, inquietante, misterioso, con un cierto toque de terror psicológico... ¿Está de acuerdo con los calificativos?

-Dicho así parece que soy una persona oscura, pero tengo que decir que soy totalmente normal (risas). Pero, sí, es cierto, los personajes de mis películas suelen resultar bastante inquietantes. Por lo general, son personas que se encuentran al límite, que viven una situación de marginación o que están pasando por un momento difícil de su vida. Yo creo que resulta más interesante ver a un Hamlet que a un príncipe que salva a su princesa. No sé por qué, pero me atraen mucho los personajes desesperados, que se encuentran en la fina línea que separa la locura de la cordura.

-Ahora está terminando su última y tercera película, «Vida, obra e noite». ¿Sigue también esa línea?

-Tal vez no sea tan dura como las anteriores, pero su protagonista también es un personaje con muchas aristas. Trata sobre Óscar, un aspirante a actor muy ambicioso que se obsesiona tanto con su proyecto que se olvida de todo lo demás. Da la espalda a todas sus relaciones y poco a poco se va quedando solo. Tiene algo de drama, un poco de comedia y también es una crítica al mundo de la interpretación, que tiene muchos claroscuros.

-Pero ese es su mundo. ¿Qué es lo que no le gusta de él?

-Yo he tenido grandes compañeros a lo largo de estos años, pero me he dado cuenta de que este sector también hay muchos caníbales. En los castings he visto cómo un actor es capaz de esconderle la separata del guion a otro para no tener tanta competencia. También he visto mucho enchufe, situaciones incómodas... Al final, siempre son los mismos los que actúan, porque se crean círculos cerrados, muy herméticos. Hay mucha endogamia.

-Y a pesar de eso está decidido a abrirse camino en Madrid.

-La verdad es que vivir de la interpretación es muy complicado. La Gran Vía está llena de grandísimos actores que trabajan como camareros. Yo también estuve en la hostelería para poder sobrevivir, aunque, ahora, por suerte, tengo trabajo escribiendo guiones para otros, al margen de mis proyectos personales. Resulta difícil abrirse camino en el cine, pero yo he apostado por esto y en Madrid quiero quemar hasta el último cartucho. Si al final no sale bien, también estaré feliz de regresar a Galicia.

-De hecho, nunca se ha ido del todo. Su último corto, «Efectos de mayo», lo rodó en Cabanas.

-Así es. Y esta nueva película la he rodado en Madrid, pero también en Santiago y en Meirás. En casi todas mis obras hay algo de playa, algo de mar, porque para mí el mar tiene mucha simbología. Es el origen de la vida, pero también es algo muy impredecible: representa el miedo, algo que no puedes controlar.

-¿Cuál es su meta?

-Yo aspiro a lo que aspira a cualquier cineasta: a que alguien sea capaz de reconocer mi obra con sola verla. Quiero crear mi propio universo dentro del cine.