Pocas camas para un turismo que quiere ver campo y mar

FERROL CIUDAD

josé pardo

Los visitantes que llegan a Ferrol apenas disponen de oferta para pernoctar fuera del casco urbano

17 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ferrol dispone de una amplia oferta de establecimientos hosteleros en su casco urbano, pero si lo que se busca es un alojamiento en plena naturaleza, con vistas al campo o al mar, la posibilidades se reducen sensiblemente. «Cada vez tenemos más turistas que quieren pernoctar en la zona rural, sobre todo cerca de las playas, pero la oferta de la que dispone de Ferrol para ese tipo de visitante es muy limitada», confirman desde la Oficina de Turismo.

Quienes estén a la caza de una casa de turismo rural solo podrán encontrar dos opciones: La Pousada do Mar, que abre sus puertas en A Graña, y la Casa do Veleiro, en la parroquia de Covas.

La primera de ellas funciona en un imponente edificio del siglo XVIII que muchas décadas atrás era el hogar de los ingenieros de los antiguos astilleros de A Graña. María Ramos y Daniel Cortés la vistieron con un decoración de sabor marinero y abrieron sus puertas a los huéspedes hace ya dos años. «Nuestros clientes valoran sobre todo las vistas a la ría, que son espectaculares y también el hecho de que está a dos pasos de las playas y de San Felipe», comenta María, al tiempo que apunta que para julio y agosto ya lo tienen todo ocupado. La casa cuenta con tres habitaciones dobles y una cuádruple y ofrece todo aquello que buscan los amantes del llamado turismo slow, que no son otros que los que quieren saborear las vacaciones lejos del ajetreo de la vida urbana, en un ambiente tranquilo y relajado para poder disfrutar con calma del paisaje, la cultura y la gastronomía.

Ese mismo concepto fue el que guio a Susana Serantes a abrir la Casa do Veleiro, en la parroquia de Covas, hace ya cuatro años. Como la Pousada do Mar, esta preciosa casa de campo situada en el espectacular valle de Esmelle ofrece un remanso de paz al visitante, aunque su propietaria no oculta las dificultades a las que se enfrentan los emprendedores que se animan a poner en marcha un negocio como el suyo en Ferrol. «Aunque desde hace un año se nota que se está haciendo un esfuerzo, todavía no es suficiente: hay que hacer mucho más ruido para poder competir», dice reivindicativa Susana. En su opinión, las administraciones deberían de invertir menos en «estudios estratégicos» y aplicarse más en la promoción de la zona.

Movidos por el surf

Más optimista se muestra Juan José Piñeiro, responsable de Ferrol Surf&Yoga House, un establecimiento que aunque está especialmente orientado a los amantes del surf también ofrece alojamiento a los turistas que buscan un refugio fuera de la ciudad, al igual que ocurre en The Camp (Doniños) o Wawe Rocker y On the road (en Covas).

«Empezamos como escuela de surf, pero al ver que había demanda de alojamiento nos decidimos a ampliar el negocio con una pequeña pensión», comenta Piñeiro. La casa, ubicada en Montecoruto (A Cabana), cuenta con tres habitaciones dobles y una triple, así como con cocina, jardín y una sala para la práctica de yoga. «El 70 por ciento de nuestros clientes vienen por los cursos de surf que ofertamos, pero hay un 30 % que lo hace simplemente porque quiere alojarse en el campo, alejados de la ciudad», comenta el gerente.

A juicio de Piñeiro, el reto debe centrarse ahora en «romper la estacionalidad del sector» y lograr atraer al turismo no solo en verano, sino a lo largo de todo el año.

Como su negocio, también abre sus puertas a los amantes de las olas The Camp, en Doniños, que cuenta con un total de 54 plazas, repartidas en habitaciones de entre cuatro y catorce camas. La gerente, Raquel González, explica que la mayoría de los visitantes que se alojan en el establecimiento asisten también a sus cursos de surf, pero recalca que cada vez son más las familias y grupos de amigos que solicitan una reserva «para poder estar cerca de la playa». «Si lo desean, también les servimos el desayuno, la comida y la cena y les organizamos excursiones por la zona», anota Raquel.