Un regalo

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

28 may 2016 . Actualizado a las 01:06 h.

Como toda ciudad de cafés, Ferrol es muy dado a tertulias. Y no es poco mérito, ese, en un tiempo en el que tanto se ha perdido el arte de conversar. Un arte que no es precisamente el de hablar sin pausa, todo sea dicho de paso, sino el de saber escuchar lo que otros dicen y, naturalmente, el de saber callarse cuando uno comienza a aburrir a los demás. Ya se sabe que aunque en las tertulias se discute muchas veces, y en ocasiones hasta con una cierta vehemencia, nadie se enfada de veras, por más que algún día lo parezca. Al fin y al cabo, hablar es entenderse, o al menos hacer el esfuerzo de intentarlo. Y como ayer mismo le escuchaba yo decir a Hermenegildo Franco Suanzes, en un café de la calle Real en el que se comentaba la reciente visita de César Antonio Molina, Ramón Pernas y Alfredo Conde al Lar Vilar de Sillobre, eso nunca está de más. Sobre todo en este terrible siglo nuestro, en el que tan poca importancia se le da a tender puentes, mientras medio mundo parece empeñarse en derribarlos, con lo que así nos va como nos va. Hay tertulias, en Ferrol, en las que la conversación siempre gira alrededor del deporte. Y hubo, hasta que cerró sus puertas la librería de José Luis Santalla, una en la que solo se hablaba de literatura. Pero hoy, en la mayoría, se abordan las cuestiones más diversas. De lo divino, en general, no se habla demasiado; pero de lo humano, en cambio, sí. Se habla mucho de libros como El Quijote de Wellesley, impagable recuperación de textos de Javier Marías. Y mucho también de fútbol, claro; en especial de lo hermoso que sería que el Racing, haciéndole a Isidro Silveira el mejor de los regalos, lograse ascender a Segunda División.