«Viajando siento que estoy aprendiendo»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

CÉSAR TOIMIL

Tenía un buen trabajo y una vida relajada, pero hace tres años la mexicana Uxía Fernández decidió dejarlo todo y comenzó a peregrinar por distintas ciudades en busca de su pasión. Su última parada ha sido Ferrol

27 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Uxía Fernández Félix lleva tres años buscándose a sí misma. En México, su país, lo tenía todo. A su familia, a sus amigos y un estupendo trabajo en un estudio de arquitectura de la ciudad de Querétaro. «Mi jefe era buenísimo, me apreciaba mucho y me apoyaba en todo, pero, al cabo de un tiempo, me di cuenta de que eso no era lo que yo quería y de que no me sentía a gusto con aquella comodidad», explica esta «ciudadana del mundo» de padre español y madre mexicana.

Otros muchos se hubiesen resignado, pero Uxía no. Así que un buen día, hace ya tres años, decidió abandonarlo todo. Hizo las maletas, dejó su casa y se puso a viajar en busca de sí misma y de esa «pasión» que realmente le llene. «Creo que es algo que tiene que estar relacionado con el arte, pero aún no sé exactamente lo que es», dice sonriente.

Y en ese viaje geográfico (pero también interior) sigue desde entonces. Tras pasar por varias ciudades del sur de México y una estancia de seis meses en Vigo -donde viven su hermana y su abuela-, Uxía recaló en Ferrol el pasado mes de noviembre. Esta ciudad ha sido su hogar durante los últimos meses, pero en breve le dirá adiós, porque el próximo domingo pondrá rumbo a Barcelona, donde planea pasar otra temporada. «Conozco a gente allí, pero no sé lo que voy hacer cuándo llegue ni tampoco en qué voy a trabajar... Eso ya se verá», dice sin pizca de temor ni cobardía.

Para ella, ganarse el pan mientras viaja no ha supuesto ningún problema. En San Cristóbal de las Casas, una ciudad del estado de Chiapas donde pasó una temporada, trabajó en el rediseño de un bar. En Mazunte, otro enclave mexicano, vendió faldas diseñadas y cosidas por ella misma. Y en otros sitios logró subsistir echando mano de los ahorros. Cuenta que en Ferrol tuvo mucha suerte, porque, a través de unos conocidos, consiguió trabajo en Cool Cats, una tienda de antigüedades y restauración de muebles que abre sus puertas en la carretera de Catabois.

«Sus dueños, Valentín y Adrián, me acogieron muy bien y me dieron mucha libertad para desarrollar mi trabajo como yo quería; mi labor allí ha consistido en dar nueva vida a muebles viejos, tratándolos y restaurándolos para convertirlos en algo nuevo y bonito», dice con cariño sobre sus jefes ferrolanos.

También asegura que su estancia en la ciudad le ha dejado buen sabor de boca, aunque no oculta que sus meses en Ferrol han sido, sobre todo, una experiencia de soledad. «Sin embargo, yo no veo eso como algo negativo, porque la soledad también puede ser muy gratificante y yo la necesitaba para enfrentarme a mi misma», reflexiona. Aún así, guarda palabras de agradecimiento para las personas que se cruzaron en su camino estos meses: a sus jefes de Cool Cats, pero también a Sandra, la frutera; a los camareros del bar Triple V de Catabois; o a sus compañeros del centro Ashtanga Ferrol, donde acudía a clases de yoga. «Todos ellos han sido como una segunda familia para mí», apunta agradecida esta joven trotamundos.

Ahora se prepara para cerrar una etapa y abrir otra nueva. Le espera Barcelona y luego, seguramente, India, adonde siempre ha querido viajar. Pero no se cierra a nada. «Mi objetivo es conocer y conocerme, porque cuando viajas te enfrentas a una cara tuya que nunca habías visto. Tal vez en esta aventura encuentre lo que busco, o tal vez no, pero no quiero esperar sentada a que eso llegue. Buscando, viajando, siento que estoy aprendiendo».

En Las Palmas. Uxía vino al mundo en Canarias hace 26 años, pero con pocos días sus padres la llevaron a México, donde ha vivido siempre. Su padre es de Vigo y su madre, mexicana.

 Formación. Es arquitecta, pero también restaura muebles, cose y diseña.