Abandono y ruina en una parcela estratégica

Rocío Pita Parada
ROCÍO PITA PARADA FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Vecinos de la zona denuncian que jabalíes y corzos cruzan la carretera desde el recinto

01 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Seis edificios en una parcela de 125.338 metros cuadrados esperan destino entre la maleza y la dejadez de las administraciones. La antigua estación de radio de Mandiá es hoy un recinto abandonado a su suerte... y a la de quienes han optado por sacar algún beneficio de ello. Boquetes practicados en las paredes de los inmuebles han permitido a los intrusos sacar todo el cableado eléctrico aprovechable. Por quedar, no queda incólume ni una ventana ni una puerta. Pintadas en las paredes de algunos edificios muestran la huella de los okupas y del vandalismo que todo lo devora. Esparcidos en diferentes pabellones se encuentran viejos tresillos, colchones y armarios.

Pero todo es una ruina. Los edificios que un día albergaron a decenas de militares de la que antaño fue un centro de comunicaciones complementario al que se ubicaba en A Carreira. Todo se ha convertido en un devastado solar, dominado por la maleza en algunas zonas, pero con la vegetación más o menos cortada en otras. Y en el interior de los edificios y naves, restos de la actividad desempeñada antaño. Entre ellos, documentos oficiales de los años setenta como manuales que debían utilizar el personal de repuestos, con la firma incluida del almirante responsable.

En el edificio 001, el elemento central que justificaba las instalaciones: un pabellón por el que debían haber discurrido los cables de telecomunicaciones. Hoy las grandes canaletas excavadas en el suelo están vacías. Pero de la pared pende todavía un panel con coordenadas e instrucciones para hacer las conexiones pertinentes.

Valla de alambre derribada

El perímetro de la parcela está rodeado por una valla de alambre, por tramos de espino, pero derribada en distintas zonas y que permiten el acceso al recinto con escasas dificultades. La estación se sitúa en Mandiá, a un lado de la carretera que hace de frontera entre Ferrol y Narón. Y justo enfrente, en terreno naronés de San Mateo, se encuentra el café bar Plácido, un establecimiento con más de 70 años que estaba ya antes de que se levantase la estación.

Allí, tras el mostrador, habla Mari Carmen Martínez Vigo, sobre cómo es vivir frente a las instalaciones. «Muy mal. Está hecho todo un desastre», dice. Y ayudada por algunos clientes enumera el «bicherío» que cruza la carretera y que atribuyen al abandono de esa parcela: raposos, corzos, jabalíes, ratones... «De todo», resume. Y advierte de que «la gente entra dentro y roba de todo». Recuerda cómo era cuando el recinto militar estaba operativo, y entonces llevaba clientela al negocio familiar en forma de decenas de marineros cada día. «Y tenían todo limpito». Pero ahora... «¡Qué menos que tenerlo limpio! Nos hacen tener todo limpio a nosotros y ellos lo tienen como una selva», reprocha a las administraciones. Sobre el futuro, se confirmaría, dice, con que lo limpien. «Hay tantas cosas para poner ahí... Lo mejor que sea para el pueblo», pidió.

Así está hoy una de las parcelas clave en el convenio con Defensa, para la que en los dos anteriores mandatos se defendieron usos empresariales e industriales, pero que el actual gobierno local quiere destinar a iniciativas de cooperativismo agrícola.