Octogenarios con espíritu veinteañero

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Un ferrolano de 84 años y una naronesa de 87 cuentan su receta para llegar a su edad en plena forma

10 abr 2016 . Actualizado a las 11:53 h.

Para Sabela Couceiro, coordinadora del área de Envejecimiento Activo de Afundación, «los 80 años de hoy en día son como los 60 de antes». «La etapa de madurez se ha alargado muchísimo y, ahora, cada vez son más los mayores que superan la barrera de los ochenta en plena forma. Los que llegan bien a esta etapa lo consiguen porque llevan un vida plena: siguen haciendo lo que les gusta, se sienten valorados y tienen una red fuerte de relaciones sociales.... En defintiva, siguen conectados con el mundo», comenta Couceiro.

La opinión de los expertos está avalada por la experiencia y rigurosos estudios, pero, al final, a pie de calle, cada maestrillo tiene su librillo. Y, si no, que se lo pregunten a Germán Fernández Lorenzo, un ferrolano que el pasado octubre cumplió la friolera de 84 años y que, aún peinando canas, se sigue sintiendo como un «chaval». Tras toda una vida de trabajo como aprendiz de Bazán, funcionario de la Armada y profesor de laboratorio en el antiguo Marqués de Suanzes (el actual IES Ferrolterra) -además de músico en varias orquestas de la comarca, entre ellas Los Players-, Germán se jubiló hace ya veinte años. Pero él ha sabido mantenerse activo durante el retiro y traspasar la frontera de los ochenta con una energía envidiable.

Después de enviudar y con sus dos hijas ya criadas, Germán decidió llenar sus «espacios vacíos», como él dice, con algunas de las cosas de las que más disfruta. «Camino al menos una hora a diario, practico bicicleta estática en casa y todos los días me reúno con mis amigos para tomar los vinos y picar algo en el Ábaco, el Zahara, El Sur o El Cabazo», cuenta sonriente. Y, por si eso fuera poco, Germán también canta como barítono en el coro de la Universidad Sénior del campus de Ferrol, donde asiste a clases de último curso: «Volver a las aulas ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en toda mi vida: aprender cosas nuevas es algo que te enriquece muchísimo y, además, he hecho muy buenos amigos».

Otro ejemplo de vitalidad lo personifica Maruja Pena Lago, con 87 años entre pecho y espalda. Aunque nació en As Pontes, se considera de Narón, donde ha vivido buena parte de su vida. Fundadora de dos tiendas de telas -que ahora comandan sus hijos-, esta mujer de ojos brillantes y sonrisa permanente lleva ya dos décadas jubilada, pero sigue tan activa como siempre. Vive sola -su marido falleció hace ya 32 años- y todos los días cocina para sus hijos y da largos paseos. Además, tres días por semana va a nadar a la piscina de A Gándara y siempre que puede practica yoga. «Tiven unha caída, rompín o fémur e tíveronme que poñer un ferro na perna, así que agora xa non podo ir a clase tanto como antes, pero cada quince días sigo vendo ao meu profesor para darme unha masaxe e facer estiramentos», explica justo antes de ser interrumpida por su maestro, Jose García, del centro Yoga Ferrol, que solo tiene piropos para ella. «Es una de las mejores alumnas que he tenido. Nunca se queja y es muy constante y trabajadora».

Maruja dice que le encanta rodearse de gente joven, porque «os maiores falan moito de enfermidades» y, al preguntarle por su elixir de la juventud, no lo duda. «¿O meu segredo? Pois traballar moito, comer ben, facer exercicio e tomarme a vida con alegría, porque, se estás enfadado non vale a pena vivir e fas imposible a vida aos demais». Sabiduría popular en estado puro.

Un amplio abanico de actividades y propuetas pra sacarle jugo a la tercera edad

En una comarca en la que la población de más de 65 años ya supera a la de los jóvenes de menos de veinte en todos los municipios, las actividades dirigidas a la llamada tercera edad no han dejado de multiplicarse en los últimos años. El Centro de Maiores de Afundación, por ejemplo, organiza actividades culturales, de promoción de la salud y también de formación, además de algunas iniciativas curiosas. «Una de las actividades más exitosas es el programa de rutas históricas, en el que participan unas cien personas. Por un parte, se realizar clases teóricas sobre nuestro patrimonio y, por otra, se organizan 'quedadas' para visitar en grupo museos y monumentos», explican desde Afundación.

Sabela Couceiro, del área de envejecimiento activo, resalta la importancia de ofrecer alternativas de ocio y de formación a los mayores, pero reivindica también la importancia de que la sociedad sepa aprovechar su experiencia. «Los mayores tienen mucho que aportar y eso lo tenemos que valorar más», argumenta.

Otras alternativas

El campus de Ferrol ofrece otra alternativa para aquellos mayores que quieran volver a las aulas: la Universidad Sénior. Su plan de estudios consta de cuatro años de duración y la oferta académica incluye asignaturas como Filosofía, Historia del Arte o Medio Ambiente y Energía.

También desde el Concello se oferta un buen puñado de propuestas: desde las sesiones de estimulación cognitiva que se imparten en la Casa da Muller hasta las clases de gimnasia para mayores que se dan en varios locales y pabellones municipales, pasando por el programa Recimil na memoria, en el que personas mayores participan explicando la importancia del barrio, su historia y las vivencias que esconde.