Una ferrolana diseña un útil de cocina que se comercializará a nivel mundial

FERROL CIUDAD

cedida

Ángela Castro Díaz fue la ganadora en España de un concurso internacional de Ikea

18 feb 2016 . Actualizado a las 12:16 h.

La ingeniero técnico naval Ángela Castro Díaz (Ferrol, 1979), que en la actualidad reside en Madrid, acaba de regresar de Suecia de un viaje-premio por un concurso convocado por la multinacional Ikea para sus trabajadores, consistente en el diseño de objetos que no existan en el mercado y puedan ser útiles en la vida diaria. Ángela, que presume de ferrolana allí donde va, presentó un total de 19 ideas, de las que seis fueron finalistas a nivel de España y una resultó ganadora. En total se presentaron 600 ideas y hubo cinco ganadores: tres canadienses -uno de Montreal y dos de Toronto-, una portuguesa, de la tienda de Lisboa, y ella.

En el caso de Ángela, se trata de un útil para la cocina que su inventora llevaba tiempo echando de menos: una tabla para cortar con un cajón incorporado en el que se depositan los restos. «En viviendas pequeñas como la mía no hay mucho espacio para los cubos de basura, por lo que los tengo en la terraza. Cada vez que pelo patatas o corto verduras tengo que ir con los restos en las manos hasta la terraza, siempre se cae algo al suelo y acabo manchando todo», señala, añadiendo que siempre se preguntaba por qué no había a la venta un artilugio adecuado para esos menesteres. De ahí surgió su idea de la tabla con cajón, que también resulta muy útil para cortar el pan y que no se desperdiguen las migas por todas partes, así como escurridor plegable.

El premio para los cinco ganadores consistió en un viaje de una semana a Suecia, concretamente a la provincia de Smâland, en la que el 1943 se fundó la corporación multinacional Ikea, que actualmente tiene presencia en una treintena de países.

En su estancia en la sede central de la empresa, los ganadores recibieron los prototipos de sus respectivos inventos, cuya comercialización, que se realizará exclusivamente en las tiendas Ikea, está prevista para dentro de un año o algo más.

En el caso de la tabla con cajón incorporado de Ángela será necesario realizar algunas modificaciones, porque la silicona inyectada con la que se fabricó el prototipo resulta bastante cara, por lo que se prevé utilizar otros materiales que tienen que pasar los oportunos protocolos sanitarios.

Museo

El viaje a Suecia les permitió, asimismo, conocer el museo de Ikea, los laboratorios de los diferentes prototipos y ver cómo se realizan las pruebas de calidad. «Viendo lo que hay allí, en un pueblo que es todo Ikea, me di cuenta de lo que mueve la empresa», señala Ángela, añadiendo que aprendió más en esa semana que en el tiempo que lleva en la plantilla de la tienda de Madrid. Había entrado a formar parte de la misma como reponedora y a los tres meses comprobaron lo que sabía de logística, por lo que pasó al control de stok. Su cometido actual consiste en revisar la mercancía, realizar los pedidos a los proveedores y hacer el inventario. Confía en que el premio del concurso le sirva, además de más para el gratificante viaje, para alcanzar nuevas metas en el escalafón de Ikea.

Ángela estudió Ingeniería Técnica Naval, en la especialidad de estructuras marítimas, profesión que estuvo ejerciendo unos años en Madrid en diferentes empresas. La última trabajaba para la Armada española y ella se ocupaba de temas de logística.

Después dio un giro a su vida y se marchó a Estados Unidos con su marido, que trabajó allí durante un tiempo en proyectos relacionados con la banca digital. Durante su estancia en Norteamérica, Ángela colaboró con una ONG de ayuda a los latinos, principalmente a las mujeres maltratadas.

A los tres años regresaron a Madrid y ya traían con ellos a su hijo, que entonces tenía cinco meses. Buscó un trabajo que pudiera compatibilizar con el cuidado del pequeño y fue cuando entró a formar parte de Ikea.