El pasado sábado asistí en el Círculo Mercantil de Perlío a un sencillo, pero entrañable, homenaje a mi querido amigo y admirable profesor, Andrés Lamas. Fue una reunión de amigos, sin otra pretensión que la de trasmitirle el cariño y reconocer toda su labor docente, investigadora y social. Quienes conocen, o comparten, su trabajo coinciden en su bonomía y en su pasión por lo que hace.
Y, me puse a pensar. Rodeados como estamos de cenizos, que pasan la vida y consumen su tiempo en dibujar un panorama desolador en el que no cabe más solución que la demolición de todo cuanto hemos alcanzado para inventar una realidad nueva, la sonrisa, la mirada franca y luminosa de Andrés, alientan mi esperanza. El mundo que nos rodea está lleno de talento. Aunque, aclaro, no identifico el talento con títulos académicos ni con masters sofisticados. El talento es, así lo creo, la capacidad de enfrentarse, con decisión de superarlas, a las dificultades que la vida nos presenta. Y, también, cuando se fracasa, la determinación de volver a intentarlo.
Nuestro Ferrol, su comarca entera, han vivido, en gran medida, mirando hacia las administraciones como solución. Ese tiempo pasó. Es la hora de aprovechar todo cuanto talento haya, sobre todo, en los profesionales que, a diario, luchan por hacer bien su trabajo. Como Andrés, como mi querida amiga Mila que, desde su escaparate de El Cisne, histórico comercio, asoma su enorme talento creativo, que puede ser reconocido con un importante premio. Y, dentro de su tienda, derrocha profesionalidad y pasión. Porque, sencillamente, cree que puede?