La política no llena el comercio

Andrés Vellón Graña
Andrés Vellón CRÓNICA CIUDADANA

FERROL CIUDAD

01 dic 2015 . Actualizado a las 12:19 h.

Rondan los setenta y cuando se desplazan a Ferrol gustan de pasear por el centro. Calles por las que transitaron mucho tiempo. Donde hicieron vida. Mucha. Donde vendían -en el mercado de A Magdalena- para luego comprar en los comercios de siempre. Luego, ante un arroz a la cubana, comentaban, otra vez, lo que fue y lo que es. El cambio. Tanto establecimiento vacío donde hace años había que hacer cola. «Más cómodo es ir a Odeón...».

Síntomas de que el centro de la ciudad necesita revulsivos. Más gancho. O eso, o un agónico éxodo. Funciona en Ferrol el Black Friday. Funciona la Fashion Night... Falla el día a día para el comercio. Justo lo que más falta hace. Que el fluido de venta, su sangre, sea constante sin necesidad de depender de golpes de adrenalina.

Volver al Ferrol de los setenta no es posible. Las condiciones sociales, económicas y laborales -todas ellas van de la mano- no tienen nada que ver con otras épocas. Hay que innovar. Revolverse. Peatonalizar, a la larga, va a ayudar al centro de Ferrol a recuperar pulso. Hay muchos ejemplos de que la fórmula funciona. Pero la receta hay que aplicarla con cuidado y con consenso. Y de esto último, a día de hoy, hay poca cosa. La distancia entre el gobierno local y el gremio de los comerciantes es muy grande para plantearse objetivos más ambiciosos. O se liman asperezas y se va de la mano o todo redundará en tensión.

La misma tensión que deberían suscitar unas elecciones generales que pasan de puntillas por la ciudad. Agobiado como está el vecino con lo suyo es difícil engancharlo en un ¿debate? cada vez más alejado de la calle, televisivo y online. Unas generales en las que, como el que no quiere la cosa, aparece como uno de los protagonistas locales Juan Juncal. Y a nadie le soprende la buena posición de salida de este exalcalde, exsenador y ahora congresista en puertas al que el PPdeG le puso deberes que cumplió. Hay cosas que no se olvidan. En su día se enfrentó a Fraga y, contra pronóstico, le ganó. Luego gobernó con un Juan Fernández que se conviritió en su peor oposición. Más tarde transitó entre las bambalinas de la segunda fila política. ¿Ahora? Se verá. Pero sigue en marcha. De momento, él y Ángel Mato -recuperado para la causa socialista como candidato a senador, esmerado, cabal y poco altisonante- son lo más ferrolano de una campaña muy estratosférica y poco cotidiana más allá del naval. Y ¡ojo! Justo ahora se anuncia un rejuvenecimiento de la plantilla de Navantia con aroma a prejubilación. Patata caliente para el que llegue. En breve, en fin, comenzará el bombardeo de mítines y propaganda. Pero el comercio no se llena con eso.