En la final del Concurso Internacional de Piano el intérprete ruso superó al azerbaiyano Huseynly y a la también rusa Natalia Sokolovskaya
28 nov 2015 . Actualizado a las 00:04 h.El ruso Andrei Gugnin, de 28 años de edad, ganó anoche, en el Auditorio, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Galicia (que actuó bajo la dirección de el maestro García Asensio), la vigésimo novena edición del Premio Internacional de Piano Ciudad de Ferrol. Un galardón dotado con 12.000 euros, con un gira de conciertos y -todo hay que decirlo- con el prestigio que confiere uno los más exigentes certámenes para jóvenes pianistas del mundo entero. La segunda plaza, dotada con un premio de 6.500 euros, fue para el azerbaiyano Thoghurl Huseynly, de tan solo 21 años. Y la tercera, y sus 3.500 euros, para otra rusa, Natalia Sokolovskaya, de 26 años.
El premio al mejor intérprete de música española, dotado con 2.000 euros, recayó en esta ocasión en el australiano Harrison Herman. Y el galardón que lleva el nombre de Gregorio Baudot, reservado al mejor intérprete gallego, fue declarado, esta vez, desierto.
Lo cierto es que ningún finalista se lo puso fácil a los demás. El concurso de anoche comenzó con la actuación de Gugnin, que interpretó a Tchaikovski, y que a lo largo de todo el certamen había brillado ya, como recuerdan los organizadores del premio, «por la fuerza de su interpretación, por su estilo arrollador, por la intensidad de su carácter...». A continuación actuó su compatriota Sokolovskaya, interpretando a Mozart -y citamos de nuevo a fuentes próximas al jurado- con «la más depurada de las técnicas, con una delicadeza extraordinaria...». Y por último fue el turno del azerbaiyano Toghurl Huseynly, interpretando a Rasmaninov con una «precisión excepcional» y siendo, por cierto, muy aplaudido por el público.
El más alto nivel
El jurado, presidido por Natalia Lamas, tampoco tuvo las cosas fáciles a la hora de tomar una decisión. «Ha habido años con más participantes -señalaba Narciso Pillo, el coordinador del certamen-; pero esta es una de las ediciones en las que los participantes han brillado a más alto nivel. Hay que tener muy en cuenta -añadía- que a un concurso internacional como el de Ferrol solo acuden los mejores entre los mejores. La propia convocatoria, y el historial del premio, ya son, en sí mismos, una forma de selección. Y estamos muy contentos viendo los frutos que este concurso ha dado».