Un barbero todoterreno

FERROL CIUDAD

Crisanto Pita Corral, en su peluquería de la calle Nueva, a cuatro meses de colgar la bata.
Crisanto Pita Corral, en su peluquería de la calle Nueva, a cuatro meses de colgar la bata. César Toimil< / span>

Crisanto Pita Corral fue chico de farmacia, vendedor de condones en fiestas, tabernero y casamentero

27 nov 2015 . Actualizado a las 18:19 h.

El próximo mes de marzo, Crisanto Pita Corral, natural de As Pontes y domiciliado en Ferrol, colgará la bata de peluquero de caballeros y pasará a disfrutar de una merecida jubilación. Y lo hará dejando atrás un importante legado como hombre emprendedor, en unos años en los que ese término casi se desconocía, porque supo buscarse la vida en actividades laborales que en su época fueron innovadoras.

Crisanto comenzó a trabajar muy joven, cuando todavía iba a la escuela, pero tuvo su primero contrato a los 16 años en una farmacia de la villa pontesa. Empezó como aprendiz, realizó el curso de auxiliar y a partir de ahí ejerció como tal.

Según recuerda, el sueldo era pequeño, por lo que se buscó una actividad laboral complementaria para mejorar su economía. Hace casi 50 años, en la mayoría de las farmacias no se expendían preservativos, situación que él aprovechó para hacerse un mercado en la zona. Así, con el apoyo de una furgoneta, acudía a las fiestas, aparcaba el vehículo en una esquina y al poco tiempo ya todos sabían que allí se vendían condones.

Crisanto también llevaba su negocio a los bares de la villa minera y finalmente vendía incluso en la propia farmacia, con autorización del titular pero como actividad propia. Asegura que ese trabajo le reportaba más dinero que la nómina y puntualiza que algunos compraban por aparentar, aunque no lo necesitasen.

En el año 1975 se trasladó a Ferrol, abrió el bar Crisanto en la calle Carlos III y habilitó en su propia casa cuatro dormitorios en los que se hospedaban marineros y trabajadores de la antigua Bazán. Sus inquietudes de formación lo llevaron a realizar cursos de cocina y de camarero, directamente relacionados con su profesión de entonces, pero también otros que le permitían cultivarse como persona o físicamente. Así, practicó taekwondo, disciplina de artes marciales en la que llegó a cinturón azul , pero cuando se estaba preparando para los exámenes del marrón lo dejó porque llegó su segundo hijo y después aun vendría un tercero. También realizó cursos de informática, masajes e inglés y estudió en la Escuela de Idiomas En total, tiene 23 diplomas. Todo esto lo hizo compaginando durante un tiempo su trabajo en el bar con las guardias nocturnas en una farmacia de la zona de Amboage y con la venta de bocadillos a las puertas de Astano a las cinco de la mañana.

Con este historial, de Crisanto se puede decir que es un todoterreno, pero todavía quedan por descubrir otras facetas. Entre 1985 y 1988, con el bar aún en marcha, estudió peluquería y en 2009 abrió su primer salón de caballeros en Esteiro. Después se trasladó a la calle San Francisco, en Ferrol Vello, y en un momento dado decidió abrir una segunda línea de negocio en el mismo local. Se trataba de una agencia matrimonial, para la que elaboró sus propios estatutos y que funcionaba a través del teléfono, publicitándose en La Voz de Galicia. Trabajaba a nivel de la comunidad autónoma y, según recuerda, logró que muchas parejas de todas las edades se conocieran y algunas incluso se casaran. Les cobrara 10.000 pesetas y la oferta era válida para tres contactos, si el primero no funcionaba.

El negocio estuvo en marcha alrededor de dos años y después decidió dejarlo porque también tenía que atender la peluquería. Hubo un nuevo traslado al barrio de Caranza y otro posterior a la calle Nueva de Caranza, en donde en breve pretende dejar el oficio, cerrando así una dilatada trayectoria profesional. Busca a alguien que quiera mantener el establecimiento abierto.