Los restos localizados en la zona de O Segaño podrían pertenecer a un navío del siglo XVIII o XIX
12 nov 2015 . Actualizado a las 08:25 h.Lleva más de treinta años buceando, «prácticamente toda la vida», afirma Marcos Antonio García Teijido, pero no fue hasta noviembre del pasado año cuando, en la zona de O Segaño, en la entrada de la ría, cuando practicaba pesca submarina con su padre, Antonio García Muro, se encontró con un hallazgo sorprendente. A unos ocho metros de profundidad halló un cañón de hierro de alrededor de dos metros y medio de largo, que sería el primero de otros cuatro que iría encontrando en la misma zona, el último de los cuales, el pasado domingo, aunque este de menores dimensiones.
Después del primer hallazgo, habló con buceadores experimentados y también con gente del sector pesquero y con arqueólogos de la zona, pero la existencia de estos restos no estaba acreditada. Entonces, se decidió a poner el hallazgo en conocimiento de la Xunta y se dirigió al responsable del Servicio de Arqueología, al que remitió, sostiene, distintos correos electrónicos, que no fueron respondidos hasta la fecha.
Al mismo tiempo, realizó nuevas inmersiones acompañado de Yago Abelleira, un aficionado a la arqueología de Lugo, quien estuvo analizando los restos, que podrían pertenecer a un navío de entre 1700 y 1800. Junto a los hallazgos, García Teijido también encontró, en la lengua de arena de los conocidos como bajos de La Muela, un trozo de madera que podría pertenecer al forro exterior del barco, que se encuentra forrado a su vez de una fina lámina de cobre o de latón. Es un recubrimiento con el que solían contar los antiguos galeones que realizaban travesías transoceánicas para protegerse de las incrustraciones que podrían dañar el casco.
El pasado mes de junio, Abelleira presentó un escrito en el Servicio de Arqueología de la Xunta para solicitar que se considere al buceador como descubridor de los restos y que estos sean incluidos en la Carta Arqueolóxica Submarina de Galicia. Tampoco han recibido respuesta de la autoridad autonómica por el momento.
Marcos Antonio García, que tiene los cuatro cañones localizados con posicionamiento GPS, tres de ellos de 2,5 metros y uno de más de un metro, sospecha que los temporales que azotaron la costa ferrolana durante el pasado año pudieron poner al descubierto los restos en el lecho marino, ya que de hecho, algunos otros descubrimientos realizados a lo largo de los últimos meses ya se encuentran de nuevo tapados con arena.