Los cien días que agitaron Ferrol

FERROL CIUDAD

Crisis sobrevenidas y el equilibrismo político ponen a prueba al nuevo gobierno

20 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«As urxencias de Ferrol non poden esperar cen días», decía el flamante alcalde tras su proclamación. Y no esperaron. Jorge Suárez se topó al poco de empuñar el bastón de mando con sucesivas crisis que pusieron a prueba la capacidad de maniobra de un regidor que se confesaba activista y no gestor, y también todo su equipo. Y que revelaron también la dificultad de aplicar las nuevas formas de hacer política. Este es el análisis de los cien primeros días que agitaron Ferrol.

BIPARTITO

Un pacto en la cuerda floja. Desde el primer momento hubo dificultades para cerrar un programa de mínimos en el que sostener un pacto de gobierno entre Ferrol en Común y el PSOE y también para el reparto de carteras. Tras conseguir encauzarlas, en la última semana se han vivido momentos complicados que han puesto en la cuerda floja el acuerdo entre los socios de gobierno. Distintas fuentes apuntaron a que hubo incluso un amago de ruptura, lo que ha reavivado de nuevo las quinielas sobre la duración del acuerdo que sostiene un gobierno en minoría.

DEBILIDAD POLÍTICA

La oposición, con la sartén por el mango. Los seis concejales que le dieron las urnas a FeC y los cinco del PSOE son insuficientes para garantizar la ejecución de su programa, como se ha demostrado en el último pleno. La oposición tiene en su mano tumbar aquello con lo que no esté de acuerdo. Y si decisivos son los 11 votos que suma el PP, se han revelado como especialmente determinantes los dos del BNG. Y hasta el único de Ciudadanos puede decantar una votación. No han esperado ni tampoco lo pedía el alcalde - «non lle vou reclamar paciencia á oposición nin que agarden eses cen días, porque penso que eles serán responsables do que fagan», decía Suárez 24 horas después de la investidura-, pero la oposición no ha esperado a meter el diente a un gobierno obligado a hacer equilibrismos mientras lidia con la inexperiencia y la intención de acometer cambios y medidas que chocan con la realidad administrativa.

CRISIS DEL AGUA

La primera prueba de fuego. Cinco municipios sin poder consumir el agua del grifo durante cuatro días. Fue la primera gran crisis que debió afrontar en julio un gobierno que hacía poco más de un mes que había aterrizado. Fue su bautismo de fuego, y le sirvió para apuntalar la imagen del ejecutivo y sobre todo de su alcalde. Abrió la espita del enfrentamiento con la Xunta pero sobre todo con el socio privado de Emafesa, con el que se vería de nuevo las caras en agosto.

DEPURADORA

Una patata caliente. El enfrentamiento con la Xunta y Emafesa se recrudeció aún más con la denuncia a finales del pasado mes por la falta de funcionamiento de la EDAR, una nueva crisis todavía por cerrar. El gobierno local embistió de frente al socio privado, pidiendo incluso la destitución del gerente de la empresa mixta. Pero por delante tiene ahora el reto de solucionar una difícil situación: la de que se depuren no solo las responsabilidades sino también las aguas residuales. Y para ello, se augura un largo enfrentamiento entre administraciones para decidir quién tiene que reparar las deficiencias advertidas en la planta de cabo Prioriño. Todo, a poco más de un mes de la conexión de los interceptores que incrementará el caudal de aguas negras bombeadas hasta la EDAR. Y que seguirán yendo al mar sucias si no se activa a pleno rendimiento la depuradora.

SEMANA SANTA

Con la Iglesia han topado. Todavía no era alcalde cuando Jorge Suárez declaraba a Radio Voz que no subvencionaría la parte religiosa de la Semana Santa. El revuelo que sus palabras causaron en la ciudad aún no se ha aplacado hoy, pendientes de saber cómo se financiará la celebración del próximo año y con unas cofradías que ya han anunciado que sin ayuda municipal tendrán que reducir procesiones. La cruzada por la laicidad del Concello continuó en la toma de posesión, que el gobierno decidió que fuese sin Biblia de por medio. Y hace una semana, la ausencia del alcalde en la ofrenda a los Remedios de Mondoñedo volvió a suscitar polémica.

GESTOS

Bajada de salario y adiós al coche oficial. Ocupa un asiento del fondo sur en el estadio de A Malata. Erradicó la corbata del atuendo de alcalde para ejercer la política en vaqueros. Se ha bajado el sueldo hasta los 40.000 euros y ha dicho adiós al coche oficial para que lo usen entidades sociales. La política de gestos ha irrumpido en un Concello «abierto», incluidas las puertas del despacho en el que Jorge Suárez continúa recibiendo a diario a ciudadanos particulares, que ya superan varios cientos. Además, todos los ediles han renunciado a las plazas de aparcamiento en párkings subterráneos de la ciudad y se han suprimido las retribuciones por representar al Concello en otros organismos.

LOS LOGROS

Suspensión de la tasa del saneamiento. Prometían la derogación de la ordenanza, pero al menos el gobierno suspendió la tasa por la depuración. Además, paralizó los desahucios en la ciudad. Prohibió la instalación de la terraza del parador bajo una pérgola en San Francisco. Y se consiguió retomar las relaciones institucionales con Narón tras un mandato de enfrentamientos.

LOS RETOS

Cumplir el programa. FeC y PSOE condensaron en 98 puntos sus compromisos para el mandato. Pero son muy pocos los que ha logrado cumplir hasta el momento. En el capítulo de asignaturas pendientes, tiene la resolución de la situación de FIMO, la remunicipalización de servicios, el nuevo proyecto para la plaza de Armas o, más anecdótico, fijar la frustrada playa para perros que anunció este verano.