La maña de una ratera provoca halagos en sus víctimas

FERROL CIUDAD

«Se merece un premio por lo bien que lo hizo», dice el hijo de una mujer a la que le robó 1.000 euros

11 sep 2015 . Actualizado a las 18:28 h.

Podría haber sido una gran ilusionista, pero en realidad es una simple ratera, eso sí, con unas manos extraordinariamente habilidosas. Se llama Nicoleta, es rumana y ayer tendría que haberse sentado en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal 2 de Ferrol, pero no lo hizo. A pesar de ello, su causa quedó vista para sentencia y se enfrenta a la petición de 15 meses de prisión.

La Fiscalía la responsabiliza de tres hurtos a otros tantos vecinos de la zona de Ortegal, que sí comparecieron como testigos en el juicio y alguno incluso llegó a ensalzar las artes de la joven acusada. «Se merece un premio por lo bien que lo hizo», declaró ante el juez Carlos Suárez-Mira uno de ellos. Y lo dijo por la «limpieza» con la que había hecho desaparecer los 1.000 euros que su madre llevaba en el bolso, ante los ojos de ambos.

Los hechos ocurrieron en septiembre de 2012 en la avenida principal de Ortigueira. La víctima salió del banco con el dinero dentro del bolso y se metió en el coche en el que la estaba esperando su hijo. De repente, una joven rubia golpeó con los nudillos de la mano la ventanilla del lado de la mujer y le pidió su firma de «apoyo a una casa para ancianos». Decidieron que firmaría el hijo, por lo que la joven rubia se introdujo por la ventanilla y, estirándose, le acercó al conductor una carpeta con un listado, mientras la madre tenía el bolso sujeto con las manos, con la cremallera y la solapa cerradas, encima de sus rodillas. Hasta llegar a casa no se percató de que le faltaba el dinero.

El reclamo de las firmas

A otra vecina de Cuíña, en Ortigueira, le pasó algo parecido. Su marido la esperaba en la calle, en las inmediaciones del establecimiento Neira Baños, mientras ella fue al cajero para retirar 110 euros, porque los 90 que ya llevaba no eran suficientes para las compras que tenía previstas. Cuando la chica rubia se le acercó tenía 200 euros en la cartera, que también se volatilizaron después de que le rubricase un papel para «ayudar a niños pobres». En este caso, tanto la víctima como su marido testificaron que ella no soltó en ningún momento la cartera de la mano, pero que le extrañó que le cayeran al suelo los justificantes del banco que había guardado con el dinero. Al tratar de examinar la billetera para comprobar ese hecho vio que le faltaban los 200 euros, dieron la vuelta, pero la chica rubia también se había volatizado.

La joven en cuestión también fue protagonista, aunque no directa, de lo que le pasó a otro vecino del Ortegal, concretamente de la villa de Cariño. En esta ocasión se le acercaron dos jóvenes, la rubia y una morena, y esta última le pidió una firma, pero él se negó alegando que no sabía escribir.

El hombre llevaba 415 euros en el bolsillo de la camisa para hacer un pago, la morena se los arrebató y las dos huyeron en direcciones distintas. Puede que la mano de la morena no estuviese tan adiestrada como la de la rubia, porque no actuó con la sutileza propia de su compañera, ya que el testigo y víctima aseguró que incluso tuvo que agarrarse a una señal de tráfico para no caer al suelo. También pudo influir el hecho de que se negase a firmar, impidiendo así la maniobra de entretenimiento, pero lo cierto es que, igualmente, se quedó sin los 415 euros. Las fuerzas de seguridad alertan sobre este tipo de hechos, que están a la orden del día en cualquier lugar.