El período estival por excelencia, estos meses de julio y agosto, en Ferrol tranquilos, lo que se dice tranquilos, no han sido. La actualidad ha ido transitando entre inusitadas crisis acuíferas -muchas alforjas para tan poco camino- y polémicas presupuestarias con ¿fiestas? pasadas por agua de por medio. Por poner algunos ejemplos. Pero es ahora, cuando ya se otea septiembre, cuando vamos a ir a lío. Al tiempo.
El gobierno local, formado por FeC y PSOE, ha pegado ya algún que otro golpe de efecto, más icónico que otra cosa, y quiere dar idea de por donde va a ir tirando. Siempre con el ojo puesto en el BNG que, a fin de cuentas, es el que estará en condiciones de decidir en muchas ocasiones. Con dos ediles. Así son las cosas.
El PP, por su parte, está de momento, agazapado. Sin prisa. A la espera de descargar artillería pesada de cara a las próximas citas con las urnas. Se verá si le sirve. O no.
Pero, lo dicho, ahora toca ir al lío. Y en ese lío los que tienen que decir más que otros son los que mandan. Que para eso están ahí. Ahora es cuando toca desplegar acción de gobierno. Que no digo que no se haya desplegado ya. Pero más. Ya se ha dicho lo de casi siempre: que si obras heredadas, que si queda poco dinero en la hucha, que si esto yo no lo hubiese hecho así... Discursos habituales cuando se inicia un mandato, independientemente de las siglas.
Pero sería bueno para todos que se abandonase la manida costumbre de culpar a los demás hasta de las cornisas que se caen en San Felipe. Que cada cual haga su tarea. Sin excusas.