La trastienda del despacho del alcalde

FERROL CIUDAD

Un aseo con bañera, nevera y cafetera se ocultan tras una estancia «rococó»

04 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Prometió abrir su despacho a la ciudadanía. Y lo ha hecho literalmente. No solo porque el nuevo alcalde, Jorge Suárez, recibe en él a diario a los vecinos, sino porque no tiene reparo en mostrar públicamente sus detalles. Y también la trastienda, aquello que hasta ahora pocos habían logrado ver. «¡Boa tarde dende este despacho tan rococó!», saludaba desde Facebook esta misma semana a los internautas. Sofás tapizados de color grana y oro, maderas nobles y oscuras para el mobiliario, grandes cortinajes y mullidas alfombras.

Las paredes del despacho se han convertido en una pinacoteca, con obras de grandes pintores ferrolanos: el valioso Paisanas de Sotomayor y obras de Bello Piñeiro, González Collado y un pequeño óleo de Villaamil, que sustituye el retrato del rey Felipe, que el regidor ha desterrado del despacho.

Por el momento, no lo ha querido customizar. No hay toque personal en un despacho que huele al mismo ambientador que el mandato pasado. Sobre su mesa, una de las dos escribanías originales que se rescataron de cuando el Ayuntamiento todavía estaba en el edificio del Cantón. Y en las estanterías auxiliares, regalos institucionales de ciudades hermanas.

La llave del castillo

Manuel Sánchez Hermida, jefe de Protocolo que llegó al Ayuntamiento en 1977, ejerce de cicerone. Y muestra la llave del castillo de San Felipe, que se guarda en el despacho, en una pequeña caja de madera. Es la misma que se entregó en el año 2000 al entonces alcalde, Xaime Bello, cuando el Concello adquirió la fortaleza. Pero la que abre a continuación, y sin llave, es una puerta bien distinta: la auxiliar que da a la parte trasera del despacho. Y ahí, la sorpresa. Los alcaldes que pasaron por el Concello desde 1953 -año en que Franco lo inauguró el edificio y el libro de oro con su rúbrica- pudieron disfrutar de un amplio baño completo, bañera incluida. Y no pequeña, precisamente: mide 1,70 metros de largo. No hay constancia de que ningún regidor se haya frotado allí la espalda, pero la construcción de la época consideró adecuado dotar al despacho del alcalde, en el que, presumiblemente, pasaría muchas horas, de un lugar donde pudiera asearse.

Las piezas -váter, lavabo, bidé y bañera de color azul- y el alicatado son los originales, así como la grifería de la bañera y una de las lámparas. Hubo quien en alguna ocasión quiso reformarlo, pero por su valor y su buen estado de conservación se desistió.

El Concello lo ha dotado de toallas blancas con el logo municipal. También corporativa es la cristalería que forma parte del menaje que se almacena en el pequeño cuarto intermedio. Cafetera y sus correspondientes cápsulas, tazas y platillos de Sargadelos, nevera -con agua, refrescos y algún yogur-, libros para regalos institucionales y hasta unas aspirinas, para los quebraderos de cabeza que, sin duda, acecha a cualquier alcalde.

«Non se adapta ao meu estilo»

Jorge Suárez admite que al llegar «sorprendeume bastante a estética» de un lugar de trabajo que desconocía. «Non se adapta ao meu estilo persoal, tería que ser máis funcional», pero ya avanza que «non imos facer ningún investimento nel, porque é un lugar de paso». A no ser, bromea, que en 2019 se rompa la ley del péndulo que obliga a los ferrolanos a cambiar de alcalde cada cuatro años. De momento, seguirá en su despacho «rococó».

los dominios de la alcaldía un cuadro de Villaamil sustituye al retrato del rey