«El surf me cambió la vida en todo»

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO LOIS FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

El profesor ferrolano, ayer en Campelo, adonde acudió con algunos de los surfistas a los que enseña.
El profesor ferrolano, ayer en Campelo, adonde acudió con algunos de los surfistas a los que enseña. JOSÉ PARDO< / span>

Admite cierta «nostalgia» de la época en que las playas estaban vacías para coger olas

29 jun 2015 . Actualizado a las 17:28 h.

Kako García mamó el surf desde todos los puntos de vista, y es uno de los grandes formadores de talentos de España, como se acaba de ver en el reciente nacional celebrado en Doniños. Pero a finales de los 80 la cultura surfera no estaba todavía demasiado arraigada en Ferrolterra, así que resulta curioso recordar su primer contacto con un corcho. «Por la primera comunión de mi hermano llegaron demasiados monopatines a casa, así que hubo que cambiarlos. En las tiendas nos encontramos con aquellos trozos de espuma, y así aprendimos, con 11 años».

-¿Aquello fue el típico flechazo?

-Lo usábamos como escudos de bolas de arena (ríe). Luego vimos que las espumas te llevan.

-Sería todo muy diferente a hoy, por el miedo al mar, el desconocimiento del surf...

-Muy diferente. No había nadie cogiendo olas, muy poca gente, así que era difícil que diez personas coincidiesen cuando tenemos 20 playas. Luego al primer tío al que vimos y con el que flipamos fue Emilio Beceiro, con un corcho, y también su hermano Miguel con una tabla de surf. Los dos acampaban en Esmelle.

-¿Cómo era el aprendizaje en aquella época?

-Podías tener un vídeo una vez al año y no entendías como ellos hacían esas cosas. Cada semana llegaba un vídeo de Hawái o California a Kowabunga, la tienda de Nano Couto, y nos lo íbamos pasando unos a otros.

-¿En qué momento hace del surf su pasión?

-No sucede de hoy para mañana. Vas haciendo amigos, pierdes otros.. El surf me cambió la vida en todo. No lo decides. Antes eras como de una tribu rara, pero hoy en el agua hay un abogado, un surfista, un alcalde...

-¿Tiene nostalgia de aquella primera época o todo ha ido a mejor?

-No vamos a ser tan felices. Claro que tengo nostalgia, porque además ahora hay lo mismo para repartir entre más gente. Y aquí las mareas son tan grandes que una sesión no dura tanto tiempo. Está todo muy masificado. Mañana me voy a Finisterre con gente a entrenar porque allí me encuentro el Ferrol de hace 15 años. Es un éxito también. El surf ha crecido muchísimo, con un aumento que yo solo comparo con el del pádel.

-¿Cuál es su playa?

-Covas y Doniños son las dos playas en las que más tiempo he pasado.

-También vivió momentos delicados.

-Sí. Había sido seis veces campeón gallego de bodyboard, séptimo en Francia y vigésimo segundo en el Campeonato de Europa. Pero en el 98 sufrí una lesión grave en la espalda en Valdoviño, cuando estaba en mi tercer año de carrera, que perdí también. Si quería seguir, tenía que ser como entrenador. El body es agresivo por las caídas, pero el drop knee es como hacer surf con body, y no me dolía la espalda. El doctor Bastida me sacó adelante y pude coger olas con el drop knee e hice cursos de surf. Uno de ellos me cambió completamente, con el australiano Martin Dunn, que me enseñó y luego quise entrenar surfers otra vez. Lo que aprendí con él lo aplico al drop knee, y fui campeón de Europa y tercero mundial. Entonces supe que el curso me había aportado mucho y él tenía más poder de lo que pensaba.

-Tome una cualidad de cada uno de sus surfistas de más éxito.

-De Erika Franco, mi primera alumna en serio, cogería la fuerza; de Rafa Dopico, la línea; de Isa Gundín, el valor; de Vicente Romero, el talento; de Samuel Salgueiro, su frialdad; de Bruno Martín, lo que me recuerda a mí; y de Álex Rico, su inteligencia.