Ya forman parte del paisaje de la ría ferrolana. Puedes circular por As Pías prácticamente bajo sus enormes patas y comprobar semana tras semana el avance del programa. La construcción de las enormes estructuras de acero que servirán para sujetar los aerogeneradores del parque eólico marino que Iberdrola impulsa en Alemania ha enfilado su recta final, lo que despierta hasta cierta tristeza entre los ferrolanos.
Fue la obra que devolvió la actividad a Navantia Fene, un mercado hasta ahora inédito en la comarca y, pese a que la alianza formada por la empresa pública con la asturiana Windar Renovables no tenía experiencia en acometer programas de este tipo, culmina con éxito, al haber cumplido en plazo y precio -los dos requisitos imprescindibles en cualquier negocio, y aún más en el ámbito naval- según se encargó de reiterar el presidente de la empresa, Ignacio Sánchez Galán, en el acto de receptación de las primeras jackets. Unas declaraciones que, como poco, mantienen la esperanza de que Navantia vuelva a resultar adjudicataria de un nuevo paquete de este tipo de componentes, que va a resolverse el próximo otoño, aunque aún queda pelea.
También hay quien cuestiona que un astillero como el de Fene esté volcado en la eólica marina y que, a diferencia del de Puerto Real (Cádiz) que también cuenta con un pedido para Iberdrola y además ejecuta los petroleros para Ibaizábal, siga sin tener un contrato para construir buques. Mientras esos barcos que ansiamos ver deslizar por las gradas de la antigua Astano no llegan, me sumo a la lista de los que desean que los jackets sigan formando parte de nuestro paisaje industrial.