Abren un boquete en la puerta de la capilla de San Antón, en Cedeira, para robar el cepillo

ANA F. CUBA CEDEIRA / LA VOZ

CEDEIRA

xosé cheda

Utilizaron una motosierra para poder acceder al interior

06 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una vecina alertó ayer por la mañana de que una de las tres puertas de la capilla de San Antón do Corveiro, situada en el monte homónimo, en Cedeira, presentaba un sospechoso boquete. Agentes de la Policía Local se acercaron al lugar y comprobaron que alguien había abierto una brecha de forma pentagonal, bastante irregular, posiblemente con una motosierra, para acceder al interior de la ermita. La Guardia Civil, que investiga lo ocurrido, verificó más tarde que solo faltaba el cepillo y que, al menos en apariencia, nada había sido alterado.

Otras fuentes bromeaban ayer con el escuálido botín. «Hai uns anos xa entraran a roubar e tamén levaran o peto, parece que só había pesetas, quero dicir moedas de peseta e algunha de cinco», comentó un cedeirés, convencido de que esta vez, «aínda que sexan euros, máis ben serán uns cantos céntimos». Ayer no fue posible localizar al párroco, que se encontraba fuera de la villa, para tratar de confirmar el montante total sustraído. También llamó la atención la escasa envergadura de la persona que haya accedido al interior del santuario, dadas las dimensiones del hueco, de apenas unos 50 centímetros de diámetro máximo.

La austera capilla de San Antón do Corveiro, cuya construcción se inició en 1661, cuenta con un interesante retablo barroco, que se trasladó de la iglesia de Santa María del Mar de Cedeira. En el exterior destaca el cruceiro de piedra serpentina, datado en 1746 y conocido como el Cristo da Ponte, puesto que procede del antiguo puente medieval del río Condomiñas. La ermita se encuentra a pocos metros del mirador, con unas vistas extraordinarias de la ría y el litoral. En este entorno se celebra cada mes de agosto la Xira de San Antón, para muchos el mejor día de las fiestas de la Patrona. Tras las meriendas, los gaiteiros tocan observando la puesta de sol y después peregrinan hasta el casco viejo, cantando al ritmo de las gaitas.