La comarca de las 200 fiestas patronales

ana f. cuba FERROL

CABANAS

CÉSAR TOIMIL

Pocas parroquias, ni siquiera las más despobladas, renuncian a la música y las tracas

25 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En A Barqueira (Cerdido), este año se han quedado sin sus tres fiestas patronales, salvo sorpresa de última hora; igual que Luía o Barbos, en Ortigueira. O Seixo, en As Somozas, lleva años sin celebración; O Freixo, Gondré o Somede, en As Pontes, tampoco lanzarán tracas este año; ni Limodre (Fene), ni Taboada y Santa Xuliana (Monfero), ni Irís (Cabanas), ni San Xoán, San Xurxo o Santa Cruz (Moeche), ni San Braulio (A Capela). Pero la parroquia naronesa de O Val mantiene sus cuatro citas anuales; en Santa Mariña (San Sadurniño) recuperan la Patrona, suspendida desde 2014, y solo en el municipio de Valdoviño se celebran 17 fiestas a lo largo del año.

Las comarcas de Ferrolterra, Eume y Ortegal rondan los 210 festejos. Pocas parroquias, ni siquiera las más remotas y despobladas, renuncian a honrar a su patrón. Freires (Ortigueira), con apenas medio centenar de habitantes, recobró en 2016 el San Isidro, después de 45 años, por el empeño de un grupo de vecinos, que este mes de mayo repitió la proeza. El municipio ortegano, con 22 parroquias, conserva una treintena de festejos; a los naroneses también les gustan la sesión vermú y las verbenas, con citas en parroquias y barrios. «É o momento de xuntarse coa familia, agora que cada vez queda menos xente nas aldeas dan algo de vida», comenta José, eumés.

Donativos de vecinos y negocios

Pero no siempre aparece gente dispuesta a perder tiempo y dinero (desplazamientos) en recaudar los fondos necesarios para sacar adelante unas fiestas. Jesús, Christian, Chema, Javier y Aitor dedicaron todos los fines de semana del último año, salvo tres, a organizar el San Antón del Porto de Espasante (y el San Roque, que llegará en agosto). «A xente portouse moi ben con nós, en moitas casas danche cerca de cen euros e hainas de máis de 300, e tamén hai algún negocio que non chega a 50; e os anunciantes [empresas de todo tipo, desde Cariño a O Vicedo] tamén colaboraron», agradecen. El tiempo también respondió, salvo en el momento de la procesión. «As festas foron a máis, os da miña xeración nin as tocabamos, pero hoxe en día, no verán, as discotecas que quedan pechan. As orquestras evolucionaron e ofrecen o que demanda a xente nova, un repertorio máis actual e moito espectáculo. Todo iso encareceu o caché», constata José Luis Martínez, propietario de la imprenta Publimart, en A Coruña, e integrante de la comisión de fiestas de A Barqueira durante dos años. «Cada vez hai máis requisitos legais e isto vai ter que cambiar, con profesionais que o organicen todo [...]; a responsabilidade é grande. E cada vez hai menos xente e menos casas ás que pedir, e o que menos ten é o que máis esforzo fai co donativo», señala. En Mugardos hay costumbre de abonar una cuota mensual para las fiestas y en Lubre (Ares) costean parte de las patronales con la fiesta del percebe que celebran unos días antes.

El poder de las orquestas

París de Noia, Panorama, Combo Dominicano y La Fórmula son cuatro de los nombres que cualquier comisión querría incorporar a su cartel. «Tienen escenarios de 30 o 32 metros y mueven tres tráilers», explica Fátima Pena, representante de Alvar Espectáculos, una de las seis agencias que operan en Galicia. «Hay mucha competencia», admite. Otros prefieren menos espectáculo y más bailoteo, y se decantan por Gran Casino, Poceiro, Panamá o Trébol. En un tercer peldaño se sitúan los grupos (sin instrumentos de viento metal), como La Bamba, Hiroshima o Alcázar, «que a veces animan la fiesta mejor que las grandes», opina Pena.

Si algo no puede faltar en unas patronales es la banda, para el pasacalles o la procesión, un gasto añadido, pero que la gente agradece, sobre todo la de más edad. «Los mayores son los que más pagan y los jóvenes los que más disfrutan», resume un ortegano. Para los más festeiros, una aplicación móvil informa de la agenda anual de las orquestas gallegas.

Más seguidores, más requisitos y menos voluntarios para las comisiones

 

 

Las verbenas populares viven uno de los mejores momentos de su historia reciente, al menos en cuanto a seguidores. Los jóvenes llenan los campos y apuran la fiesta hasta la madrugada y el fenómeno fan, antes reservado a artistas y bandas, crece entre las orquestas de más caché. El bum de los festejos coincide con un endurecimiento de la normativa, con cada vez más requisitos y más gastos, con un efecto disuasorio a la hora de crear una comisión. Todo va a más en este singular universo, salvo los voluntarios para implicarse activamente en la organización.

¿Quién organiza las fiestas patronales?

En la mayor parte de los casos, son comisiones formadas por vecinos de cada parroquia, que se van rotando. En el Porto de Espasante o en Labacengos (Moeche) cuando acaban las fiestas ya se designa a los organizadores del año siguiente. A veces son las asociaciones o los empresarios los que se hacen cargo y, cuando hay riesgo de desaparición, acuden en auxilio los concellos, como este año el de Ortigueira para la Patrona. El Ayuntamiento de As Somozas asume directamente la organización del Santiago, con un cartel del máximo nivel, como el de Ferrol el San Ramón.

¿Cuánto cuesta organizar unos festejos de campo?

Varios factores condicionan, de partida, el coste final de las fiestas. La fecha -en julio y agosto se encarecen, en especial el 25 de julio y el 15 de agosto, cuando se produce la mayor concentración de citas- y el día de la semana -en sábado cuestan más- influyen, igual que el caché de la orquesta. Fátima Pena, representante de Alvar Espectáculos en Ortegal y Ferrolterra, establece tres niveles para un sábado de julio: «Orquestas sin nombre, pero que funcionan bien, entre cinco mil y seis mil euros; intermedias, entre ocho mil y nueve mil; y las grandes, de 15.000 a 17.000, salvo el 25 de julio o el 15 de agosto, que llegan a 20.000 o 22.000». Las orquestas absorben alrededor del 80 % del presupuesto de unas patronales. El 20 % restante se destina al pago de los gastos de iluminación -varía según el tipo y el número de guirnaldas-, los fuegos, el seguro de responsabilidad civil, la cartelería o el abono a la Sociedad General de Autores (SGAE), que grava estos eventos con un mínimo de 85 euros, si actúa un grupo, 170 por una orquesta de categoría media, y 340 por una de las más cotizadas en el mercado. La suma final puede rondar los 15.000 euros, en época baja y con un cartel modesto, o sobrepasar los 60.000, en plena temporada estival y con orquestas reconocidas. Hay parroquias pequeñas que se han gastado en sus tres fiestas del año cerca de 90.000 euros y villas que cubren cuatro jornadas con poco más de 30.000. Todo depende de la disponibilidad económica y las aspiraciones de la comisión.

¿Cómo se financian este tipo de celebraciones?

Los donativos de particulares y empresarios (directamente o con anuncios en el libro de las fiestas) constituyen una de las principales vías de financiación, junto con la recaudación de las cantinas que, en muchos casos, gestiona la comisión. Los concellos ayudan, con aportaciones económicas, que van de los 200 a los 500 euros de media; con la cesión de la carpa, apoyo logístico o asesoramiento técnico (a la hora de elaborar los planes de seguridad que exige la normativa). Y las comisiones venden desde lotería y rifas a camisetas o llaveros, organizan cenas baile, churrascadas o fiestas gastronómicas, y sortean electrodomésticos, corderos o roscones, según la tradición de cada pueblo y el empeño con que afronten el reto.