La Mercería de As Pontes afianza su futuro puntada a puntada

María Meizoso AS PONTES

AS PONTES

CESAR TOIMIL

Lucía Vilaboy se especializó en las diferentes técnicas de costura sin dejar de lado prendas de hogar y artículos de bebé, entre otros. Pero a su tienda no se va solo a comprar hilos o lencería, desde hace unos meses, La Mercería se transforma cada viernes en un aula de formación. Sus Noches de Ganchillo han logrado enganchar a un grupo de aficionados a la costura.

27 abr 2017 . Actualizado a las 13:10 h.

A las puertas de su décimo aniversario -lo cumplirá en agosto del próximo año- la pontesa Lucía Vilaboy reconoce que «el tiempo se ha pasado volando». Se ha dejado el alma y le ha puesto toda la ilusión a un negocio, La Mercería, al que ha ido suministrado una personalidad propia hasta convertirlo en lo que es hoy en día. «Sin duda, he llegado a donde quería. Todos los productos de mercería son por temporada y van cambiando, pero al margen de ese aspecto, sí puedo decir que hemos ido creciendo hasta poder ofrecer todo lo que tenemos hoy». Lo dice porque la suya no es una tienda al uso. Conserva la tradición y el valor de los pequeños objetos cotidianos con los que batallan los amantes de la costura cada vez que se ponen a la faena, pero ella ha subido un peldaño más. «Ese tipo de productos siempre se han vendido bien, al igual que los hilos, son cosas que se mantienen, pero sí he ido introduciendo artículos de bebé y de técnicas como el patchwork para ir ampliando el catálogo de productos disponibles».

Grupo completo

Y no solo eso. Vilaboy ha abierto las puertas de su establecimiento más allá de la hora de cierre. «Desde finales del año pasado, cada viernes de 21.30 a 23.30 horas, hacemos las Noches de Ganchillo con la colaboración de Coralín Colorado». Con el grupo ya completo -integrado por 10 personas- «no pudimos atender todas las demandas que tuvimos, la acogida fue muy buena, pero el espacio es el que es y por el momento no hay posibilidades de ampliarlo». ¿Se plantea seguir explorando nuevas iniciativas? «Me falta tiempo y espacio, pero sí estamos valorando algunas cosas. Lo importante es que la gente responde y eso ya anima a seguir trabajando. Ahora somos un grupo muy diverso, con mujeres de todas las edades y con objetivos diferentes, porque una hace algo para un nieto, otra un vestido y otra una mochila, pero en lo que coincidimos es en la buena sintonía que hay». ¿Y los hombres? «De momento, no se ha animado ninguno».

El reto de emprender

Es de las que piensa que «sin arriesgar, no se consigue nada». Y a pesar de que, al echar la vista atrás, recuerda que «al principio, en varias ocasiones, pensé en tirar la toalla», ahora sonríe al darse cuenta que «he conseguido mantener una clientela fija, que repite y a la que me gusta cuidar».

Por eso, con la ayuda de Ana, su compañera de batallas desde hace un año, sueña con un futuro que va cosiendo despacio, puntada a puntada.

«Me falta tiempo y espacio, pero estamos valorando hacer más cosas»