Santiago, patrón

Nona Inés Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

25 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Día de Galicia es la denominación actual de la festividad de Santiago Apóstol. Y yo quiero escribir de lo que el 25 de julio fue, es y será para mí y para miles de gallegos. Lo hago, porque los populismos quieren secuestrarnos una parte de la historia: algunas fiestas y tradiciones seculares que son componente indiscutible del acervo cultural de los pueblos y de las personas. E, incluso, secuestran palabras, tratando de borrarlas del lenguaje colectivo políticamente correcto, o las vacían de su significación para construir sobre ese adulterio la posverdad que conviene a cada cual.

Y, mientras este proceso avanza, adormecen a la ciudadanía con inacabables algarabías sobre asuntos menores, que, al final, transforman en mantras recurrentes, que esconden los problemas de mayor gravedad. Y el método siempre es el mismo: comenzar por la manipulación del lenguaje. Por eso quiero reivindicar la palabra patrón, que siempre fue en Galicia sinónimo de fiesta familiar y colectiva, celebrada en honor de un santo o santa. La del Apóstol, como casi todas las fiestas, puede nacer de una realidad o de un mito, pero no es una mentira. Intentar borrar las tradiciones de contenido religioso es querer borrar uno de los pilares fundamentales de la cultura y la historia de Occidente: el Cristianismo.

Nuestro Santo Patrón, además, aporta a Galicia el valor añadido de una vía internacional de comunicación cultural y social, cuyo destino es la tumba del Apóstol. Y esto no podrá destruirlo nadie. Y mucho menos quienes ni siquiera son capaces de celebrar juntos su Día de Galicia.