Galeotes

José Varela FAÍSCAS

FERROL

29 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La memoria es caprichosa y, en nuestro caso, casi siempre cae del lado derecho, donde se adormece acunada por los convencionalismos canónicos. No me refiero al mecanismo psicológico que custodia nuestro bienestar íntimo y arrincona los hechos desagradables o lacerantes en el polvoriento desván del olvido. Tampoco a esa exquisita, precisa y milimétrica amnesia de Rosalía Iglesias, Ana Mato o la infanta Cristina respecto de las actividades de sus esposos: qué prodigio de exactitud. Me refiero al contenido de ese imaginario y sutil diagrama de Venn que agrupa los retazos de memoria -irremediablemente individual- que compartimos socialmente y que se dio en calificar de histórica acaso un tanto inapropiadamente. Es cierto que hay instituciones que trabajan sin denuedo porque así sea, pero lo cierto es que esa amalgama agrupada en el diagrama está bastante, si no escandalosamente, escorada a la derecha. Por eso siempre me ha parecido un trabajo de galeotes la tenaz lucha contracorriente a la que varios historiadores profesionales vecinos nuestros han dedicado y dedican sus esfuerzos e investigaciones para salvar, in extremis, los jirones de un pasado que tanto interés hay en seguir ocultando. Gracias a Barrera, Suárez, Máiz -en otro momento me referiré a su recientísima Amada García e os seus arredores, del que apenas llevo leídas un centenar de páginas de las más de cuatrocientas de que consta- y otros, con estilos, técnicas y acaso métodos distintos, la parte de la historia que mejor desentraña lo que somos y por qué lo somos está al alcance de todos. De quienes quieran leerla siquiera sea como ejercicio para levantarse con el alma más limpia.