Durante el último trimestre, Navantia recibió en sus instalaciones cinco barcos gaseros, dos de los cuales son viejos conocidos de la división ferrolana. Se trata del LNG Edo y del LNG Gemini, ambos pertenecientes a la flota pública argelina, un país que confía desde hace años en este departamento de la Navantia gallega para las revisiones periódicas de sus buques. En ambos casos, la empresa ha efectuado tareas de mantenimiento a flote a la espera de que se inicie su varada o reparación.
Durante los últimos meses, los trabajos más relevantes que se han llevado a cabo en los barcos que han llegado a la ría han sido de varada general, tratamiento de superficies, inspección y reconocimiento general de distintos elementos, como los sistemas de contención de carga, equipos criogénicos y planta de propulsión.
En septiembre, las factorías de la ría también completaron los proyectos de dos gaseros que habían llegado los meses anteriores, el LNG Excellence, de la naviera Exmar, y el LNG Mourad Didouche, de Hyproc.
Frente a otras divisiones de la empresa pública que han atravesado por desplomes en la actividad y, consecuentemente, caídas acusadas en la facturación, la de Reparaciones se ha mantenido en los umbrales de la rentabilidad y no ha abandonado la senda de los números negros, aunque tampoco ha sido ajena a la contracción en el negocio del transporte marítimo.