Deporte y perder el tiempo

Manuel Couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL

26 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie pone en duda que el deporte constituye uno de los espacios clave dentro del ocio, también está el turismo y, a continuación, perder el tiempo. El deporte ocupa un lugar muy amplio por variedades. Luego está el ocio, que según la Real Academia de la Lengua, es la cesación del trabajo, inacción, también habla de diversión y ocupación reposada. A todas ellas nos apuntaríamos la mayoría, especialmente en verano, con la playa y la televisión, esto es así desde que existe la paga extraordinaria, que vino a facilitar a muchos, la ociosa pasividad contemplativa en verano.

Dentro del ocio pasivo está el espectador deportivo, que comienza con el zarandeo de opiniones, casi todas manipulables aunque hay quienes las defienden a ultranza, y en el mundo del fútbol es un buen ejemplo, sus palabras, en muchos casos, son para echarse a temblar. A la selección suele identificarse como la roja, con España, cuando pierden un partido, los medios de comunicación anuncian: Decepción nacional. Con los aficionados ocurren cosas tan pintorescas como aquellos que iban a un partido de fútbol y se les cruzó un entierro y no lo dejaron pasar, liándose a mamporrazos. Hay un aficionado del Betis que va todos los domingos al partido con las cenizas de su padre, que era socio. Pero el deporte es enriquecedor. Son importantes sus beneficios para la salud, pues quienes lo practican suelen vivir en mejores condiciones, y aquí tenemos al doctor Rioseco, con una presencia física envidiable.

En fin, entre el turismo y el sillónbol, se mueve más gente que en una guerra. Dijo un sabio budista «que no hay felicidad para que aquel que no viaja». Antes viajábamos más, pero con el jaleo que se trae el Imserso, los viajes se redujeron notablemente y por otro lado la precariedad laboral está ayudando a cambiar el paisaje social.