Se llama cáncer

Beatriz García Couce
Beatriz Couce EN LA GRADA

FERROL

25 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No lo soporto. Perdónenme tamaña franqueza así a bocajarro, pero me agrede leer que tal o cual persona se murió después de una larga enfermedad. Así, de eufemismo, con un halo de misterio dramático que no se entiende porque, en la mayoría de los casos, solo apunta a una dirección: al cáncer. Es que tiene un nombre, y unos cuantos apellidos, eso sí. Pero nos empeñamos una y otra vez en esquivar el verbalizarlo, como si con esa acción fuésemos a incrementar la gravedad de la enfermedad y sus consecuencias, extendiendo un halo de falsa protección sobre aquellos que la padecen.

Va siendo hora de normalizar la enfermedad. De hablar cara a cara de los miedos que genera -claro que sí, nada más lejos de mi intención minimizarlos- porque de otro modo, desde la cobardía y el cuarto de atrás, ¿cómo vamos a pedirles a nuestros allegados con cáncer que planten cara y se apechuguen con los tiempos duros de batalla que se les avecina?

Así les hablaron mis amigas Montse y Luisa a sus cánceres. De frente. Enseñándome que había mucha vida después de la quimioterapia. Que la enfermedad nunca podía ser una coartada para dejar de educar a sus hijos, por ejemplo, sucumbiendo a un -entendible- autochantaje emocional. Fueron unas jabatas y, más tarde, fallecieron. También lo hicieron otros miembros de mi familia, como seguro que les habrá pasado en algunas de las suyas. Pero otros muchos se curaron, dejaron atrás esta dura enfermedad, y otros aún están inmersos en la pelea. Dejemos de una vez por todas los eufemismos. Bastante esfuerzo les supone ya el intentar curarse.