El collage que llegó flotando desde USA

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL

á. manso

La ferrolana Laura Matesanz, de 12 años,  halla en la playa del Porto una botella con una carta y un dibujo que fue arrojada al mar por un alumno de Florida

19 jul 2016 . Actualizado a las 12:25 h.

El pasado 14 de julio, Laura Matesanz -doce años, cara de ángel y una habilidad extraordinaria para el tiro con arco (no en vano es campeona gallega de sala en la categoría alevín)- andaba a la caza de unos cangrejos en la playa del Porto, en la parroquia de Covas, junto a sus primos Leo y Caetano. Muy escurridizos ellos, los crustáceos lograron escaparse de sus manos, pero, en su lugar, esta pequeña ferrolana se llevó un botín que ahora guarda como oro en paño. «Estaba en las rocas y de repente vi una botella flotando en el agua. Al principio pensé que dentro de ella había espuma de mar, pero después me di cuenta de que era un papel enrollado», cuenta Laura todavía emocionada por el hallazgo.

Su padre, Víctor, le ayudó a sacarla enseguida del mar y, pocos minutos después, ya en la toalla y con toda la familia alrededor -en la playa también estaba su hermana Clara, su madre, Magdalena, y sus abuelos Tere y Jorge- , Laura se dispuso a descubrir el misterio que encerraba la botella. En su interior, encontró dos papeles: un «collage» de dibujos y fotografías y una carta escrita a ordenador.

En la misiva, alguien que omite su nombre dice que la carta y el collage forman parte de un proyecto escolar puesto en marcha por el profesor Scott Hemeon, del colegio The Sagemont School de Weston (Florida). También cuenta que ese trabajo resume la historia de su vida y da algunos detalles de su personalidad: cuenta que le gusta jugar al fútbol y a los videojuegos; dice que es alto, de pelo castaño y con buen humor; y añade que su «sueño» sería llegar a ser jugador de fútbol o a trabajar en algo relacionado con el mundo del deporte.

Por eso, en el collage que llegó junto a la carta, a Laura y a su padre Víctor no les sorprendió que el estudiante incluyese la imagen de un campo de fútbol con las banderas de EE.UU, Italia y un escudo del Real Madrid -«será su equipo favorito», elucubra la pequeña descubridora-, junto a otras para las que, en cambio, no encuentran tanta explicación. Una foto de culebras, otra de una ciudad con rascacielos y dos dibujos; uno de una especie de robot japonés y otro de una cruz, «porque puede que el niño sea católico», apunta Laura.

En busca de respuestas, el padre de la pequeña se puso a indagar en Internet y descubrió que, en el año 2014, el colegio The Sagemont School lanzó alrededor de 80 botellas al mar de otros tantos alumnos desde la ciudad de Fort Lauderdale -entre Miami y Palm Beach-, como parte del proyecto escolar del profesor Hemeon. «Al parecer, esta es la segunda botella de ese colegio que llega a España; según he podido saber por el periódico El Correo, un jubilado vizcaíno encontró la primera hace poco tiempo en una playa de Cantabria», explica Víctor Matesanz.

Laura y su padre ya han escrito al colegio Sagemont de Weston para comunicarles el descubrimiento, pero de momento no han obtenido respuesta. «Ojalá pueda conocer algún día al niño que escribió el mensaje», dice la pequeña esperanzada. Y, mientras sueña con ese momento, sopesa otra idea: ¿Y si ella escribiese también una carta y la lanzase al mar? Laura no tiene claro aún si lo hará o no, pero sí sabe lo que incluiría en su collage: «Una foto mía practicando tiro con arco, otra de mi perro Uli y otra más de mi familia».