En el juicio, que se prolongó por espacio de cuatro horas, intervinieron como peritos tres cardiólogos, dos por la defensa y uno por la acusación, cuyas conclusiones difieren sensiblemente. Así, mientras que los de la defensa -un cardiólogo del hospital público de A Coruña y otro de Lugo, que testificó por vídeoconferencia-insistieron en que el diagnóstico clínico fue el adecuado y que, por la sintomatología del paciente no era previsible el resultado que se produjo, el contratado por los padres del fallecido opinó lo contrario. Este último insistió en la importancia de diagnosticar la causa de la pericarditis, que no era de origen vírico, como se dio por hecho, y dijo coincidir con los forenses en que la primera rotura aórtica se produjo antes de ingresar y la segunda haciendo surf.