Entrenados para el peligro en el astillero

Beatriz García Couce
beatriz couce FERROL / LA VOZ

FERROL

JOSÉ PARDO

Navantia efectúa simulacros de emergencias en todos los buques que reparan en la ría ferrolana

21 ene 2015 . Actualizado a las 11:07 h.

Son las diez de la mañana. A bordo del gasero Excelsior, de la naviera Exmar, que se encuentra en reparación en el astillero ferrolano de Navantia, suena la sirena de alarma, como manda el protocolo, durante treinta segundos de forma continuada. Es la alarma general de evacuación, la que le indica a todo el personal a bordo que debe abandonar el barco, ya que se ha producido una emergencia. De inmediato se activa el protocolo de seguridad, que ha comenzado con la llamada al teléfono 1555, el de emergencias de los astilleros de la ría, poniendo a prueba un engranaje que ha de estar a punto para que la incidencia culmine sin riesgo para las personas. Desde el lugar más alejado de la factoría, los bomberos y el personal sanitario no deberían de tardar más de tres minutos en llegar, aunque habitualmente, como ayer, en menos de un minuto se encuentran ya en el muelle número 9, en donde está atracado el barco.

Tanto los 150 trabajadores de Navantia y de las compañías auxiliares que se encontraban en el gasero como los 25 de la tripulación han comenzado a bajar a tierra al toque de la sirena y se agrupan en la explanada, por grupos pertenecientes a las diferentes empresas, cuyos coordinadores se encargan de chequear para verificar que nadie se haya quedado dentro. En once minutos, la evacuación ha sido completada. Sin embargo, durante la salida del personal, un trabajador de una subcontrata se ha caído en un tanque y se ha lastimado la espalda, por lo que ha de ser inmovilizado y bajado a tierra en camilla a través de una cesta que ha sido subida a bordo con una gigantesca grúa. A las diez y ocho minutos, tres después de que se hubiese advertido de la caída del operario, un equipo de bomberos y de personal sanitario se encuentra ya en el Excelsior, en donde poco después ya bajaron con el herido -en realidad un muñeco, aunque pesa 80 kilos de peso- que entra en su camilla, con un collarín en el cuello y con un suero a la ambulancia medicalizada que se encuentra a pie de muelle. Veintitrés minutos después de que sonase la sirena, el ejercicio llega a su fin.

Pese a ser una simulación, se ha actuado como si de un caso real se tratase, y lejos de ser anecdótico, es una práctica rutinaria cuando llega un buque a las instalaciones de Reparaciones de la ría, que forma parte del adiestramiento en prevención y seguridad que reciben todos los trabajadores de Navantia, tanto directos como auxiliares. Como primera medida, todo barco que arriba a las instalaciones recibe una guía de prevención bilingüe para la tripulación. «Aunque cada naviera suele tener sus propios requisitos, lo normal es que dentro de las primeras 24 horas de que el barco esté en el astillero se suele realizar un ejercicio de emergencia, y uno segundo más completo dentro de los primeros siete días», explicaron desde el departamento.

José Ángel Lorenzo, jefe de prevención del departamento, es el encargado de diseñar los ejercicios, aunque explica que en ocasiones es la propia tripulación la que especifica los que quiere hacer. Incendios simulados aunque con humo real y todo tipo de accidentes con heridos constituyen la mayoría de los simulacros. En uno, recuerda Lorenzo, la ficción se mezcló con la realidad, y durante el ejercicio, un tripulante se lastimó un tobillo y requirió de asistencia. «Hicimos los dos al mismo tiempo, el simulado y la evacuación real», explica.