«Isidro Silveira dio vida al Racing»

JOSE VALENCIA FERROL / LA VOZ

FERROL

Gerardo Molina tiene una gran experiencia en los banquillos y entre otros clubes preparó al Racing.
Gerardo Molina tiene una gran experiencia en los banquillos y entre otros clubes preparó al Racing. CÉSAR TOIMIL< / span>

«Me hubiera gustado ser entrenador profesional de fútbol y probar suerte por ahí adelante»

22 dic 2014 . Actualizado a las 09:26 h.

Gerardo Molina Elicechea es el mánager del Racing, una figura creada cuando el equipo racinguista estaba plagado de jugadores extranjeros, muchos de ellos con sus familias, a los que había que ayudar a la hora de buscar un pediatra, reparar una rueda pinchada, renovar los papeles de la residencia o simplemente trasladar o ir a buscar a sus mujeres o familiares al aeropuerto. Molina es un gran racinguista y ha hecho de todo por el Racing, desde sentarse en el banquillo para preparar al primer equipo hasta entrenar a los juveniles, ser el delegado o hacer las funciones de un técnico sanitario aunque no fuera ni mucho menos su profesión, ya que es militar. En las últimas campañas ha sido la mano derecha de Isidro Silveira a la hora de tomar decisiones sobre el vestuario.

-¿Es usted uno más en el vestuario?

-Eso es, aunque a la vez soy el nexo de unión entre los jugadores, el entrenador y la directiva para que siempre tengan información de primera mano.

-¿Y además es un soluciona problemas?

-Ayudo a todos, a los futbolistas nacionales y a los extranjeros. Hay que tener en cuenta que hay muchos jugadores que están muy lejos de sus casas, a los que hay que ayudar a buscar pisos, un lugar en donde comer, médicos, etcétera, todo lo que puedan necesitar. Yo hice de todo por ellos, recuerdo una noche, serían las cuatro de la mañana, en la que me llamó un jugador porque no podía respirar y creía que se moría. Tan solo era una fiebre alta por un resfriado pero tuve que ir hasta allí por si era necesario llamar al médico o llevarlo al hospital.

-Por el Racing han pasado futbolistas de los cinco continentes. ¿Cómo se entendió con ellos?

-Pidiendo ayuda. En algunos casos a un compatriota o a alguien que dominase su idioma. En otras ocasiones los jugadores llegaron con un su agente, que era quien hacía de traductor en los primeros días.

-Por aquí han pasado muchos franceses. ¿Cómo eran?

-Buena gente aunque, en general, como todos. Los futbolistas suelen ser gente muy sana. Todos se han adaptado muy bien a la comida, a la ciudad y hasta al clima, aunque a alguno del sur le ha costado bastante y protestaba por lo que llovía.

-¿De los cientos y cientos de jugadores que ha visto, quién le sorprendió?

-Guardo muy buenos recuerdos de todos ellos e incluso con alguno de los franceses, como Charpenet, todavía sigo en contacto. Uche me llamó durante algún tiempo aunque ahora ya no nos tratamos. También me llamó alguna vez un japonés que había estado con nosotros.

-¿No era fácil un vestuario con tanta gente extranjera?

-Bueno, estaban unidos por el fútbol y se llevaban bien. El vestuario del Racing siempre ha sido muy bueno.

-¿En esta última etapa, quién ha sido el mejor jugador que pasó por el Racing?

-Uche, que está jugando en Primera. Cuando llegó, aunque era muy joven y no le dieron minutos, ya se le veía que podía llegar. Fue un jugador que me impactó.

-También va a los partidos fuera de casa. ¿No se cansa ya de tanto viaje?

-Quien más se cansa es mi mujer pero de que esté dos fines de semana lejos de casa y no es fácil para una persona todavía joven. Yo viajo con mi coche y en alguna ocasión la llevé, recuerdo el partido del ascenso en Alicante y que al final me preguntó por qué se abrazaban todos, si habíamos perdido el por 1-0.

-¿Cuántos años en el club?

-Llegué al Racing de la mano del técnico Luis Rodríguez Vaz (fui su segundo) en el año 1977. Fue una casualidad de la vida. Tuve otras etapas en las que fui entrenador del Viveiro, Endesa, Somozas, aunque ya no me desligué del Racing.

-¿Le hubiera gustado dedicarse a entrenar?

-Evidentemente y haberme ido por ahí fuera. Era mi gran sueño pero por mi profesión de militar fue imposible, siempre tenían que ser equipos cercanos.

-¿Vivió los malos tiempos del Racing?

-Sin duda, yo podría escribir la otra historia, los gozos y las sombras del Racing.

-¿Qué significó la llegada de Isidro Silveira?

-Lo fue todo, fue dar vida al Racing. Fue un trasplante integral, corazón, pulmón, hígado, piernas, brazos... El Racing estaba en metido en la uvi y él lo salvó. Yo lo aprecio y lo quiero mucho y sigo en el Racing porque él me lo pidió.

«Algún jugador me llamó a mi casa de noche porque creía que se moría»