Una empleada del hogar denuncia a su jefe por no haberla asegurado

Noelia Silvosa
noelia silvosa FERROL / LA VOZ

FERROL

Hacía las tareas en el domicilio y cuidaba de su madre de lunes a viernes

18 dic 2014 . Actualizado a las 11:21 h.

Elisa se ha cansado de esperar. Tras más de tres años trabajando como empleada del hogar en un domicilio en el que afirma que no quisieron asegurarla, hace tres días decidió dejar de prestar sus servicios. «Sé que pierdo mis derechos, pero me da igual. Lo único que quiero ahora es que se haga público», sentencia. Eso, y denunciar su situación. Por eso acudió ayer a la CIG para interponer una denuncia tras acudir a Inspección de Trabajo sin éxito. «Vinieron justo en el intervalo de tiempo en que avisé de que no estaría, porque de 10.30 a 11 es cuando salgo a hacer la compra», indica. Como tardaban en acudir, Elisa llamó por teléfono y le indicaron que ya habían estado para comprobar que trabajaba en la casa y que no volverían.

La empleada explica que desempeñaba sus funciones allí de lunes a viernes durante 4 horas diarias -excluyendo festivos y fines de semana- en las que se dedicaba tanto a las tareas del hogar como al cuidado de la madre del hombre que la contrató. «Él es funcionario de la Xunta y debería estar en regla con la ley», esgrime Elisa, que también dice que recurrió a Hacienda pero que no investigaron su caso dado que su salario no llegaba al mínimo establecido.

No obstante, antes de acudir a instancias oficiales Elisa expuso la situación a su jefe, que afirma que se ofreció a asegurarle solo por dos horas quitándole 100 euros de su sueldo. Con respecto a las vacaciones, mantiene que disfrutaba de 30 días anuales que su jefe trató de reducirle a 11. «En todo este tiempo trabajando para él ni me pagó una extra ni me subió un euro el sueldo», denuncia añadiendo que «en esa casa ya van cinco empleadas en la misma situación».

Cruce de versiones

Por eso acudió al sindicato, donde le advirtieron de la dificultad de su caso. «Llamaron a mi jefe y les dijo que yo iba tres horas en vez de cuatro, que faltaba a trabajar...», cuenta la empleada, a la que le avisaron de que será complicado demostrar lo que expone y a la que ya citaron con un abogado. «Es mi palabra contra la suya», reconoce. Con un hijo y dos nietos a su cargo, Elisa dice que este trabajo suponía su única fuente de ingresos y no tiene otras opciones con las que llegar a fin de mes. Pero lejos de amedrentarse, esta mujer asegura que piensa seguir hasta el final. «Pueden quitarme el dinero, pero no la dignidad», afirma.