No se están haciendo bien las cosas cuando lo que más prolifera es el paro y los ladrones de guante blanco. Claro que estos últimos están salvaguardados, en muchos casos, por la etiqueta de presuntos. Pero eso no quita que nos desayunemos, día sí día también, con una buena tazada de corruptelas, apaños, tarjetas, sobres, tráfico de ¿influencias?... Mercaderes y muñidores asolan la cosa pública y se dan codazos para sacar la máxima tajada posible durante el tiempo que se dediquen a ella. ¿Es justo meter a todo el mundo en el mismo saco? No. Nunca lo es. Pero tanto chorizo ya apesta. Y faltan de los que no se sabe. Ni se ha sabido.
Pero tampoco es justo que una persona tenga por oficio durante meses y meses la búsqueda de un puesto de trabajo. Y ahí, en las filas del Inem, no hay presuntos. Acabado el espejismo veraniego la cifra del desempleo en septiembre volvió a resituarnos en la realidad. Un buen bofetón. Y, para que no nos olvidemos, la EPA acaba de hacer lo propio. Otro bofetón. Mientras el parado lo intenta y lo intenta, pasma con el modo en el que algunos ocupantes de cálidos despachos saquean sin pudor clamando su inocencia hasta que se demuestre lo contrario. Y cuando se demuestra lo contrario ya cantarán otra tonada.
Mal se están haciendo las cosas cuando este es el panorama. Y, lo peor, es que no hay motivos para pensar en mejorías inmediatas. Eso sí. La campaña ya se huele. Le van a prometer de todo. Empleo a patadas y honradez a puñados. ¿Puede extrañar que la política esté tan denostada?